viernes, 15 de enero de 2016

POLÍTICAS DE DROGAS

INTRODUCCIÓN Entre las recomendaciones sobre la gestión política que corresponde al extenso y complicado campo de la lucha contra las drogas, muchas veces se opina sin demasiado conocimiento sobre lo que ocurre en la realidad. Lo real es que no hay lucha contra las drogas. Puede haber esfuerzos para mitigar sus efectos, para reducir su fácil circulación, para evitar que se combinen drogas y precursores químicos en forma de adquirir mayor malignidad, o que se eviten situaciones de consumo abusivo sobre todo en lugares públicos y en especial en el caso de menores de edad. Pero las drogas tienen además de sus características conocidas una fácil penetrabilidad. Por eso en las villas de emergencia se consumen drogas desde los ocho años., Esto desafía cualquier tarea que pretenda ser educativa, preventiva o cuidadora y que de movida ha sido superada por la realidad. Me parece recomendable que se evite la dispersión entre diferentes instituciones. Ministerios o instancias. La idea de crear SEDRONAR en 1989 fue realmente clara: unificar las gestiones en un solo comando evitando dispersiones, contradicciones y acciones parciales. Porque la misma central debe generar su desarrollo y vigilar su efectividad mediante el recurso de complementarse con encuestas, estudios, mediciones y evaluación de resultados. La OEA en sus lineamientos y directivas producidos por el conjunto de países de las Américas fijó como criterio de partida establecer la unidad de conducción y ubicarla en el mas alto nivel posible del Poder Ejecutivo de cada país y establecer la concordancia entre países a través de reuniones anuales y periódicas que constituían un organismo de las Américas (la CICAD) y formaban con las demás regiones la Asamblea Anual de la Comisión de Drogas de la ONU. Desde ese momento se desarrollaron en los diferentes países tareas de capacitación imprescindibles para establecer parámetros comparables. Y nuestro país lideró durante la primera época la formación del recurso humano en América Latina. La complejidad del tema ha llevado a que se distinguieran en la ONU los dos brazos del campo: la REDUCCION DE LA DEMANDA que abarca la prevención educativa y laboral, la asistencia integral y las investigaciones y por el otro lado el CONTROL DE LA OFERTA que comprende el control de las fronteras, al Registro de los Precursores químicos y el Lavado de Dinero. La legislación de cada país se ha ido adecuando a los acuerdos internacionales que fueron enmarcadas por tres Convenciones ratificadas por el conjunto de las naciones. Son las de 1961, 1971 y 1986. Dr. Wilbur Ricardo Grimson - Fundación de Prevención Social Fono (15) 5012 5830

sábado, 30 de mayo de 2015

A pesar de todo, van quedando las virutas de la vida. A ellas nos abrazamos y encomendamos, con ellas nutrimos nuestra endeble conciencia, y alimentamos sueños y ensoñaciones.Todo es adrede, bien lo sabemos. Desde el maleficio de las drogas hasta el desmantelamiento de la juventud. Todo está destinado para que no creamos en nosotros mismos y menos aún en el prójimo indefenso.Nos obligan a vender por peniques el patrimonio virgen, y en el mercado de cambio compran sentimientos con promesas. Todo es adrede; los celos y el recelo, sospechas y codicias, odios en desmesura, el rencor y la pugna. La consigna es someternos, mentirnos en el futuro, reconocernos en nada.Todo es adrede y por eso construyen ideologías/basura donde intentan moler las virutas de vida. De la vida. La nuestra.Ah, pero no podrán. También nosotros creamos nuestro adrede. Aposta lo gastamos.Y adrede ya sabemos cómo sobrevivir. Mario Benedetti Vivir Adrede
RED DE MADRES Y FAMILIARES DE VÍCTIMAS DE LAS DROGAS Estamos gestionando un espacio en el Congreso de la Nación para ser escuchados por los equipos de salud de los distintos partidos políticos, que serán invitados en su totalidad. Consideramos que el proceso participativo por parte de la comunidad, y especialmente de los afectados por la problemática de las drogas es fundamental para que pueda ofrecerse una respuesta adecuada a las necesidades de toda la sociedad en materia de adicciones y narcotráfico. Debemos dejar en claro a todos los partidos políticos cuáles consideramos que deben ser las políticas de estado y los puntos mínimos que se deben implementar en materia de adicciones en el próximo período presidencial , gane quien gane las elecciones. Hoy más que nunca quisiéramos mantener contacto especialmente con las mamás del interior para elaborar a la brevedad un documento para ser leído en el espacio que nos asignen.

viernes, 27 de diciembre de 2013

Marihuana Libre en Uruguay. Mujica el amigo progre de Soros y Rockefeller

Cuando se empezaron a realizar marchas pidiendo por la legalización del consumo de marihuana, escribí que detrás de esta política, en realidad se encontraban los intereses para nada altruístas y libertarios de importantes figuras de la burguesía mundial imperialista. Escribí dos notas una en el 2011 y otra en el 2012, que están publicadas en varios portales y que se pueden leer por ejemplo en : http://comunicacionpopular.com.ar/la-generacion-thcdistintas-visiones-sobre-la-despenalizacion-de-la-marihuana-la-izquierda-y-los-sectores-populares/ Recomiendo leerlas, antes, ya que para no repetir los conceptos de esas notas, me voy a concentrar en las nuevas noticias venidas del Uruguay. En las últimas semanas nos enteramos que el Estado legaliza el consumo de la marihuana, se hace cargo de la comercialización ya que la producción queda en manos privadas. Todo esto, con la intensión de "combatir" el narcotráfico. Si no puedes derrotarlo... La ley que acaba de ser votada en ambas cámaras legislativas uruguayas,regula la venta de marihuana en farmacias bajo control del Estado. Una o varias empresas privadas plantaran el cannabis y será el Estado el que lo distribuya. De esta forma, se garantizaría la "calidad" de la mercancía.También estarán habilitados los clubes de cultivadores y en cada hogar se podrá tener hasta 6 plantas para consumo personal. Cada persona podrá consumir hasta 40 gramos de marihuana por mes, según los expertos esto alcanzaría para como mínimo 2 porros por día.O sea esto garantiza estar "fumado" todos los días, todo el mes, sin problemas...Si es para naturalizar el consumo, no podrían haberlo hecho mejor. Claro que el Estado-culposo dice que abrá "campañas publicitarias para desalentar el consumo y materias en las escuelas y liceos para explicar los perjuicios de la marihuana". Algo así, como las advertencias en los paquetes de cigarrillos sobre lo perjudicial que es fumar. Ya sabemos qué éxito tienen estos mensajes en los fumadores. Lo que no explica el gobierno progre de Mujica, es porque los niños y adolescentes no van a consumir algo que es perfectamente legal y que el propio Estado se ocupa de que no falte en cada hogar uruguayo, claro que "para reducir o terminar con el mercado negro". El secretario de la Junta Nacional de Drogas dijo: "Queremos arrebatarle al narcotráfico su mercado" y se sinceró: " el mercado ilegal es de mucho riesgo y mala calidad. El Estado va a ofrecer un lugar seguro para comprar, un producto de buena calidad y encima, lo va a vender al mismo precio" (1). Tranquis, el Estado aquí no estará ausente, y garantizará "de la buena". Lo terrible, es que algunos diputados del Frente Amplio, después de reconocer que la marihuana producía "apatía, cansancio, ansiedad y esquizofrenia", remataron diciendo que " la marihuana es una bosta con o sin Ley" y "con o sin Ley, el problema del narcotráfico y el consumo va a seguir pasando". O sea, si no podemos derrotarlos, tomemos el problema en nuestras manos...vendámosla nosotros!!!! Los capitalistas necesitan un Estado que haga punta... El presidente Mujica se reunió en Nueva York con George Soros (2) y David Rockefeller, entre ambos reúnen una fortuna personal de 25.000 millones de dólares, el 50% del PBI anual uruguayo. Ambos ofrecieron aportes para financiar las campañas a desarrollar para poner a punto el plan de producción, venta y consumo de la marihuana. Es que estos grandes exponentes del capitalismo mundial, hace años que vieron la punta de un gran negocio. Estamos hablando de un mercado mundial de la marihuana aún como sustancia ilegal de 180 millones de consumidores. La legalización podría multiplicar el consumo en forma geométrica. En momentos dónde se necesita obtener plusvalía para sostener a cualquier costo la tasa de ganancia, la burguesía, busca nuevos nichos. Y piensan que no es justo que en "su sistema", los narcos se queden con la parte del león de un negocio de poca inversión y altísimas tasas de ganancias. Así que, si la marihuana es una mercancía, tienen que ir al mercado, tiene que cotizar en bolsa y ya sabemos quiénes controlan las bolsas de valores del mundo. Desde el Open Society Foundation, Georges Soros viene bregando desde hace años por la legalización de la marihuana a nivel global. En Estados Unidos comenzaron en los Estados de Colorado y Washington, con la regulación del consumo para uso medicinal desde hace varios años como primer paso, que no es otra cosa que un Caballo de Troya, que no tiene mala prensa, para pasar de contrabando la naturalización del consumo con fines recreativos. Desde la regularización del consumo de marihuana en el Estado de Colorado y por ende su generalización como uso recreativo hubo un aumento de los consumidores frecuentes. Del 2006 al 2011 aumentó el 114% la cantidad de conductores a los que dio positivo el test de consumo de marihuana. En el 2011, el consumo en menores de 12 a 17 años que en todo el país era del 7,64 % en Colorado era del 10,74%. En el caso de los adultos de 18 a 25 años, la diferencia era mayor: el promedio para el país era de 18,7% y en Colorado trepaba a 27,26%. Soros y diferentes sectores del complejo industrial militar organizados en la DPA (Drug Policy Alliance), en el 2010 invirtieron varios millones de dólares en una campaña por la despenalización de la marihuana en el Estado de California (La Propuesta 19). A pesar de las operaciones para influir en el resultado de este plebiscito, esa clausula fue rechazada por los californianos. De ahí la importancia que le dan estos magnates de los negocios a que un Estado, por más pequeño que sea, vaya sentando antecedentes y jurisprudencia sobre la liberalización del consumo de drogas.Sus fundaciones saludan el "experimento" o "laboratorio" que el gobierno uruguayo realizará con la regulación del mercado del cannabis a partir de la producción por parte de privados con autorización del Estado y su venta controlada por farmacias.Esto permitirá establecer un precio testigo de base, referencia para el Mercado Mundial. El gobierno uruguayo ya adelantó, que andaría en alrededor de 1 dólar el gramo. Esto ya disparó una fiebre bursátil, y en la actualidad la marihuana ya cotiza en bolsas de Estados Unidos e Inglaterra. Ya aparecieron varias empresas como GW Pharmaceuticals, Cannabis Science, Medical Marijuana y Medbox, que ante las posibilidades cada vez más concretas de la liberalización del consumo de marihuana ven aumentar sus acciones en forma exponencial (3). Un ex ejecutivo de Microsoft, Jamen Shively, planea crear la primera marca nacional de marihuana en EEUU. El comercio mundial de marihuana estaba valorado en el 2005 según informes de la ONU en 142.000 millones de dólares (108.853 millones de euros)."Es un mercado gigante en busca de una marca", ha dicho Shively sobre la industria de la marihuana. "Estaríamos felices si tenemos el 40 por ciento de la misma en todo el mundo" (5). El viejo luchador guerrillero, ante Rockefeller se sinceró: "Venir a verlo a usted es para nosotros como cruzar el Rubicón, porque usted es el símbolo de una realidad, y nosotros siempre reconocemos las realidades", le dijo Mujica. Este realismo del presidente uruguayo, lo acerca al mundo de los negocios de una de las familias más emblemáticas del capitalismo mundial y es correspondido, ya que en una reunión en el famoso hotel Waldorf Astoria, en el corazón de Manhattan, con el vicepresidente de Estados Unidos Joseph Biden, este a su vez le expresó su"profunda admiración".(4) Harm Reduction (Reducción de daños)...para el capitalismo Soros financia varios grupos que buscan la legalización del consumo de drogas. Los argumentos esgrimidos por Soros son sencillos según la lógica neoliberal capitalista levantada también por los pensamientos posmodernos : el consumo de drogas es un tema privado, el Estado no puede meterse, ya que pasaría sobre los derechos civiles de las personas.Entonces, tenemos un problema y lo único que nos queda es "reducir los daños", ya que no podemos prohibir el consumo. También el estado se desembarazaría de gastos que aumentan su déficit económico. Para muchos, esto no es otra cosa que la privatización del consumo, logrando con esto que el Estado se desentienda de un serio problema social que afecta la salud de toda la población e hipoteca el futuro de las generaciones venideras. ¿Droga Vs. narcotráfico? En la página de la Presidencia de la República Oriental del Uruguay, se nos informa que durante el transcurso de la reunión con Soros, "el Presidente Mujica explicó las características del proyecto y de las intenciones del Gobierno, ratificando que el principal problema para el país no es la droga en sí sino que es el narcotráfico" (6). El error es pensar que se pueden separar los términos de un mismo problema. Son dos caras de una misma moneda y el gran ausente son los seres humanos atrapados en una adicción, que por las consecuencias psicoactivas - totalmente comprobadas a esta altura - , con índices de THC (tetra-hidrocarbo-cannabinol) modificados que llegan al 15 % y 16%n cuando en la década del ´60, en plena fiebre hippie no llegaban al 5-6%. ¿Nos imáginamos qué porcentaje de THC va a tener la marihuana en manos de los capitalistas, cuya único objetivo es la ganancia?¿Tratarán de que provoquen más o menos dependencia? Es evidente que este razonamiento, es cómo mínimo funcional al lobby de los Soros, Rockefeller y Cia. ¿Es un simple toma y daca, a cambio de las promesas que le hicieron a Mujica en los EEUU de financiamientos en campañas para instalar el proyecto y la posibiliadad de ubicar producción agrícola uruguaya en ese mercado?. Cualquiera sea la respuesta, lo que es un hecho es que no se tiene en cuenta la gravedad que implica la generalización y naturalización del consumo de marihuana. El lobby capitalista necesita un Estado que haga punta para proyectar su política a todo el mundo, ¿Tenía que ser justo un gobierno “progre”, de “izquierda” o “centroizquierda” el vehículo para tales propósitos? Hablemos de semillas… George Soros es el segundo mayor accionista de Monsanto y como vimos más arriba, fue uno de los principales impulsores de la Proposición 19 en EEUU, que planteaba: “producir cannabis para fines científicos, médicos, industriales y de investigación” y de “adoptar un sistema de regulación a nivel estatal para un comercio de la industria canabica”. Esto le abre las puertas a Monsanto, petroquímicas, laboratorios y empresas farmacéuticas para comercializar, regular, controlar y gravar los impuestos sobre el cannabis a través de ingeniería genética, patentes y licencias en EEUU. ¿Y por qué no probar en el mundo, en dónde gobiernos “progresistas” son un mejor vehículo para llevar adelante estas políticas? También en Argentina, el gobierno “progre” de Cristina Fernandez de Kirchner – quién también se reunió con G Soros – impulsó la modificación de la ley 23.737 del Código penal, que establece las condenas a quienes realicen actividades relacionadas en mayor o menor medida con el consumo, tenencia y comercialización de estupefacientes. Pero allí, en la letra chica hay un puntito que deroga la penalización de la comercialización de semillas para cultivar plantas utilizables para producir estupefacientes aunque no así la penalización de la planta en sí misma. Es decir, se podrá comercializar semillas pero no plantas vivas. Soros y Monsanto de parabienes, los dueños de las semillas del mundo, mientras investigan sobre una marihuana transgénica, descorchan champagñe ante un futuro mercado global, cautivo, de consumidores crónicos de marihuana. Sergio Barrera 1 - http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/10/22/actualidad/1382436785_646072.html 2 - http://www.youtube.com/watch?v=W_56X7R1Y_0 3 - http://www.expansion.com/2012/11/27/mercados/1354033823.html http://www.reporteindigo.com/indigonomics/cotizan-marihuana-en-la-bolsa-de-eu 4 - http://www.elpais.com.uy/informacion/marihuana-mujica-vuelve-bendicion-soros-rockefeller.html 5 - http://www.europapress.es/portaltic/sector/noticia-microsoft-crear-primera-marca-marihuana-eeuu-20130531135229.html 6 - http://presidencia.gub.uy/Comunicacion/comunicacionNoticias/mujica-soros

sábado, 16 de junio de 2012

Texto leído en la reunión de la Comisión de Prevención de Adicciones Control del Narcotráfico de la Cámara de Diputados de la Nación - 13 de junio de 2012


Buenas tardes.
Mi nombre es Jorge Raichensztein y represento a la Asociación Civil “A Pesar de Todo”, integrante de la Red de Madres y Familiares de Víctimas de las Drogas.



“PARA EL PUEBLO, PERO SIN EL PUEBLO”

Con esta frase, atribuida en el siglo XVIII a Luis XIV de Francia se define el despotismo ilustrado.
Se trataba de una forma  de absolutismo,  denominado (aunque ustedes no lo puedan creer) “progresista” con el que algunos monarcas quisieron imponer sus ideas, para beneficio propio y sin consultar al pueblo.

Creíamos que esto no ocurría más en nuestra época, en la cual el soberano es el pueblo, y los grupos más vulnerables los primeros a ser tenidos en cuenta.

Nos ha sorprendido entonces, que ni una sola de las madres o familiares de nuestra Red de víctimas de las drogas haya sido convocado por parte de los autores de los proyectos actualmente en debate.

No entendemos porqué se ha impedido una extensa Audiencia Pública, excelente iniciativa de la Comisión de Prevención de Adicciones y Control del Narcotráfico, y se la haya transformado en una restringida convocatoria.

Desde la soberbia y la descalificación hubo diputados, los autores de los proyectos, que consideraron que ni siquiera necesitaban escucharnos. El jueves 8 próximo pasado, cuando fuimos invitados a exponer nuestra postura, se encontraban, en otra parte: en una conferencia organizada por el “think tank” del narcoliberalismo, la Fundación Open Society Insitute, cuyo mentor es el ahora “filántropo” George Soros.
Un delincuente financiero que depredó la economía mundial es quien ahora pretende manejar el discurso oficial en torno a drogas, narcotráfico y rehabilitación. Nada bueno nos espera por este camino.

Es verdad, algunos legisladores aparecieron luego, pocos minutos, y en un caso particular, exclusivamente para interrumpir en reiteradas oportunidades a un orador que no coincidía con su postura.

No entendemos a qué se debe que en todos los proyectos de liberalización de drogas se considere estar tratando  una cuestión de salud, pero hasta ahora se ha ignorado nuestro pedido de girar los mismos a la Comisión de Salud.

Estamos convencidos que toda reforma a la legislación vigente debería ir precedida por un debate racional, democrático y participativo en que el pueblo, en todas sus expresiones, tenga la ocasión de informarse, debatir, proponer y, finalmente, ratificar o no dicha reforma.

Lamentablemente y con relación a esta posibilidad de informar a la comunidad, las víctimas de las drogas y sus familiares, no contamos con  los medios económicos que nos permitan distribuir en todos los kioskos publicaciones a todo color y en papel ilustración para dar a conocer y difundir nuestra postura. Tampoco contamos con

financiación  del exterior como la que otorga el Sr. Soros para sus campañas mundiales de legalización de drogas. 

Entrando específicamente en el tema de la despenalización de la tenencia para el consumo quisiéramos resaltar dos cuestiones.

En primer lugar que se ha pretendido confundir en forma sistemática a la opinión pública con una brutal campaña de confusión y desinformación, haciendo creer que se esta debatiendo la despenalización del consumo, cuando éste se ha despenalizado a partir del año 89.

En segundo lugar queremos traducir el término “despenalización de la tenencia para el consumo” al lenguaje de los integrantes de nuestra red.
Para nosotros significa “legalización de la venta minorista”. Cada diller saldrá a vender en sucesivos recorridos aquella cantidad que pueda decir que es para su uso personal. 



Por razones de tiempo, y para no repetir, voy a omitir la lectura de algunos puntos que fueron muy claramente expuestos recién por la Lic. Valdez, de la Fundación Manantiales, y con los cuales acordamos plenamente.



Continuaré con otro tema.

DEBATE SOBRE LA DROGA – EL EJE DE LA DISCUSIÓN

Nuestra opinión sobre este asunto es que aquí se ha instalado una divisoria falsa, a saber, entre legalidad o ilegalidad de tenencia de droga para el consumo, cuando en realidad, la divisoria central pasa entre los que estamos muy preocupados por el aumento de las adicciones (no sólo por consumo de drogas ilegales sino también legales), y los que de alguna manera no consideran que esto sea problemático.
 O entre aquellos que subrayamos que ha bajado la percepción del riesgo de consumir marihuana, cocaína, o alcoholizarse, y que esto es grave. Y quienes consideran que ése es un dato de poca significación.

En otros términos, la divisoria de aguas hoy se establece entre los que consideramos muy preocupante que miles de jóvenes consuman grandes cantidades de alcohol en las famosas "previas”, y que de ahí pasen a cócteles con psicofármacos, marihuana, etc. Y aquellos que sostienen que esto no debe ponerse en primer plano, porque en última instancia el peligro "es una construcción social"; con el argumento de que "siempre se consumió alcohol"; que "la juventud tiene que ser libre"; que “la marihuana no hace tan mal”; o que “muchos chicos se alcoholizan en las previas y no se convirtieron en alcohólicos".

Estamos ante una divisoria que literalmente “estalla” cuando nosotros, madres y padres de adictos, venimos al Congreso a denunciar que “nuestros hijos están muriendo por la droga”. Y nos encontramos con los que nos responden que no hay

que tener miedo a las drogas, y que nada es tan grave si se toman precauciones, como por ejemplo, drogarse en grupo.

Hay que comprender que un amplio espectro de los que estamos preocupados por el avance de la droga, no estamos a favor de la solución represiva.
Pero sí estamos preocupados por las acciones del Estado y el gobierno que están muy por debajo de las necesidades, y por el hecho de que ni siquiera se visualice ese avance de las drogas como un problema.

 Los que tienen una actitud light ante la droga, han logrado, por estos días, enterrar el debate en un pantano. Es un pantano en el que tienen todas las de ganar al plantear la pregunta "¿usted está de acuerdo en penalizar al consumidor?"
Ante este cuestionamiento, el que se opone a los proyectos como el de Diana Conti, Aníbal Fernández, Gil Lavedra o Donda debe reconocer que no está de acuerdo en penalizar al consumidor.
En ese punto, el defensor de los proyectos presentados ataca con otra pregunta: "¿Y por qué se opone entonces a los proyectos?".
El crítico entonces comienza una "guerra de guerrillas" de retaguardia: "se permite el consumo en la vía pública"; "no se va a castigar al vendedor de droga si no es punible el comprador", y cosas por el estilo. El defensor de los proyectos está a sus anchas, ya que se trata de chicanas.
En tanto, la división que importa se ha desplazado, y se da vía libre al discurso de algunos y de otros, a saber, que "la droga o el alcohol no son tanto problema".

 La cuestión de contenido consiste en que un amplio sector de los que defienden la despenalización no está dispuesto a colocar en primer plano la inacción casi completa del Estado frente a la droga, el alcohol o los psicofármacos.
No quieren que haya una campaña, argumentada y apoyada en datos, que ponga de relieve el avance de las adicciones.
No desean que nos interroguemos acerca de por qué bajó la percepción del riesgo del consumo de drogas, y qué relación tiene esto con los discursos imperantes.

Si estuvieran preocupados por estos fenómenos, hubieran presentado proyectos de ley concretos para multiplicar el presupuesto para luchar contra las adicciones; para volcar los esfuerzos de especialistas y recursos para crear los mejores centros del tratamiento; y para llevar a las escuelas campañas con argumentos bastante distintos a la estupidez (¿o canallada?) consistente en afirmar: "el problema de la droga es una construcción social".
No lo hacen porque, de alguna manera, la cuestión de fondo, el aumento del consumo, los tiene sin cuidado.

Para decirlo con un caso ejemplar: la diputada Donda gasta miles de pesos en carteles para aconsejar a la juventud que se porte mal. Pero no gasta un centavo para denunciar que el Estado no hace prácticamente nada para parar las adicciones, o curar gente. Tampoco invierte un centavo para averiguar por qué ha bajado la percepción del riesgo implicado en el consumo. Ni siquiera menciona este dato. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: porque, en esencia, suscribe los discursos del tipo "el peligro de la droga es una construcción social".




Por todo esto, lo central que le discutiríamos, a Donda y a muchos otros que argumentan con el mismo discurso, es esa despreocupación frente al drama de las adicciones que se vive en Argentina.

La perspectiva que planteamos se basa en la idea de que los discursos, y los encuadres ideológicos, pesan en las conciencias y pueden cambiar comportamientos.
Aquellos que sostienen que “todo es construcción discursiva”, al mismo tiempo quieren minimizar la incidencia que tienen ciertos discursos, que se “bajan” por múltiples y sutiles canales, en los comportamientos de la gente, y en particular de los jóvenes.

 Frente a esto hay que responder que las ideas también se pueden transformar en “fuerza material”, y cambiar conductas sociales.

Para poner un ejemplo, las denuncias acerca de los efectos nocivos del tabaquismo, y de la acción de las grandes compañías tabacaleras (utilización de la nicotina para crear adicción en el consumidor) tuvieron como resultado que bajara en muchos países el número de fumadores.

Para dar otro ejemplo: las fuerzas de izquierda y progresistas, históricamente lucharon contra el alcoholismo y otras adicciones por considerar que anulaban la voluntad de lucha de los trabajadores. Por una curiosa pirueta ideológica esta tradición ahora la quieren ubicar en la derecha algunos “izquierdistas posmodernos”.

 El problema central entonces es qué se dice y qué se hace frente a las adicciones. Pero para esto, hay que dejar de “mirar para otro lado” cuando avanzan las adicciones, y terminar con el discurso acomodaticio.  

Por último, ¿qué se logra al poner en primer plano la preocupación por la problemática de las adicciones?
Pues que al cambiar el eje de la discusión “penalizar – no penalizar”, se pone en primer plano la denuncia de causas sociales que generan estos males desde sus entrañas.

 Con lo cual se demuestra también que la droga no libera ni cuestiona al sistema, sino simplemente esclaviza y anula conciencias, potencialmente críticas.

 Pero también se coloca en primer plano la denuncia de instituciones del Estado que callan y disimulan estas cuestiones. Así como la inacción casi completa de gobiernos, aparatos judiciales, policiales, etc., que parecieran estar infestados de personajes que hacen negocios con la droga, y en general con las adicciones.

 Esta gente está muy interesada en que las fuerzas de quienes estamos genuinamente preocupados por las adicciones (las madres y los padres de los chicos adictos, en primer lugar) nos desgastemos tratando de responder a la pregunta "¿está usted de acuerdo en penalizar al consumidor?" y eludir ir al fondo del asunto.


Para finalizar quisiera tomar la imagen del libro, utilizada por el Padre “Pepe” Di Paola y por el Obispo Lozano, para decir que hubiéramos preferido también que aquellos que se están ocupando de escribir las últimas páginas del libro, se hubieran dedicado a escribir, y hacer que se cumplan, las primeras.


Asociación Civil
“A pesar de todo”

Integrante de la
Red de Madres y Familiares de Víctimas de las Drogas

13 junio de 2012

lunes, 11 de junio de 2012

Debate droga -El eje de la discusión

               Nuestra opinión sobre este asunto es que aquí se ha instalado una divisoria falsa, a saber, entre legalidad o ilegalidad de tenencia de droga para el consumo, cuando en realidad, la divisoria central pasa entre los que están muy preocupados por el aumento de las adicciones (no sólo por consumo de drogas ilegales, como cocaína, sino también por consumo de alcohol y psicofármacos), y los que de alguna manera no consideran que esto sea problemático. O entre aquellos que subrayan que ha bajado la percepción del riesgo de consumir marihuana, cocaína, o alcoholizarse, y que esto es grave. Y quienes consideran que ése es un dato de poca significación.

En otros términos, la divisoria de aguas hoy se establece entre aquellos que consideran muy preocupante que miles de jóvenes consuman ingentes cantidades de alcohol en las famosas "previas”, y que de ahí pasen a cócteles con psicofármacos, marihuana, etc. Y aquellos que sostienen que esto no debe ponerse en primer plano, porque en última instancia el peligro "es una construcción social"; porque "siempre se consumió alcohol"; porque "la juventud tiene que ser libre"; porque “la marihuana no hace tan mal”; o porque “muchos chicos se alcoholizan en las previas y no devinieron alcohólicos". Estamos ante una divisoria que literalmente “estalla” cuando nosotras, las madres, venimos al Congreso a denunciar que “nuestros hijos están muriendo por la droga”. Y los que responden que no hay que tener miedo a las drogas, y que nada es tan grave si se toman precauciones para drogarse en grupo.

Los debates son claros cuando los ejes de las diferencias se fijan en los meridianos fundamentales. Para esto, hay que comprender que un amplio espectro de los que están preocupados por el avance de la droga, no están a favor de la solución represiva. Pero sí están preocupados por la inacción casi completa del Estado, y el gobierno; y por el hecho de que ni siquiera se visualice ese avance como un problema. Es por este motivo que la discusión sobre la ley “en sí” no es lo relevante. Para explicarlo de manera más clara, tomemos el caso de “la previa”. Supongamos que un diputado presenta una ley para levantar la prohibición de la venta de alcohol a los menores con el argumento de que "después de todo, hay venta ilegal, y el prohibicionismo no sirve". Y supongamos que este diputado dice, al mismo tiempo, que el alcoholismo es un acto de liberación; y anima a la juventud a "portarse mal". La opinión pública se divide entonces entre los que están a favor de ese proyecto de ley, y los que están en contra. Pues bien, si nos pidieran nuestra opinión, diríamos que esta divisoria no es central. Diríamos  que la contradicción principal pasa entre los que piensan que alcoholizarse (aunque sea una vez por semana) es un problema, y grave. Y aquellos que consideran que el alcoholismo "de una vez por semana", no es tan grave. Si no hay acuerdo en esto, se vote o no alguna ley, no arregla nada. Aunque, naturalmente, los partidarios de la segunda postura tratarán de identificar a los primeros con la reacción, el prohibicionismo, y los regímenes represivos. Y para esto, es muy conveniente colocar el debate en un encuadre falso, “ley o no ley”.

Por eso, los que tienen una actitud light ante la droga, han logrado, por estos días, enterrar el debate en un pantano. Es un pantano en el que tienen todas las de ganar al plantear la pregunta "¿usted está de acuerdo en penalizar al consumidor?" Ante este cuestionamiento, el que se opone a la política del gobierno debe reconocer que no está de acuerdo en penalizar al consumidor. En ese punto, el defensor de los proyectos presentados ataca con otra pregunta: "¿Y por qué se opone entonces a los proyectos?". El crítico entonces comienza una "guerra de guerrillas" de retaguardia: "se permite el consumo en la vía pública"; "no se va a castigar al vendedor de droga si no es punible el comprador", y cosas por el estilo. El defensor de los proyectos está a sus anchas, ya que se trata de chicanas. En tanto, la división que importa se ha desplazado, y se da vía libre al discurso de fondo, del gobierno y de otros, a saber, que "la droga o el alcohol no son tanto problema".

Subrayamos, la cuestión de contenido consiste en que un amplio sector de los que defienden la despenalización no están dispuestos a colocar en primer plano la inacción casi completa del Estado frente a la droga, el alcohol o los psicofármacos. No quieren que haya una campaña, argumentada y apoyada en datos, que ponga de relieve el avance de las adicciones. No desean que nos interroguemos acerca de por qué bajó la percepción del riesgo del consumo de drogas, y qué relación tiene esto con los discursos imperantes. Si estuvieran preocupados por estos fenómenos, hubieran presentado proyectos de ley concretos para multiplicar el presupuesto para luchar contra las adicciones; para volcar los esfuerzos de especialistas y recursos para crear los mejores centros del tratamiento; y para llevar a las escuelas campañas con argumentos bastante distintos de la estupidez (¿o canallada?) de "el problema de la droga es una construcción social". No lo hacen porque, de alguna manera, la cuestión de fondo, el aumento del consumo, los tiene sin cuidado.

Para decirlo con un caso ejemplar: la diputada Donda gasta miles de pesos en carteles para aconsejar a la juventud que se porte mal. Pero no gasta un centavo para denunciar que el Estado no hace prácticamente nada para parar las adicciones, o curar gente. Tampoco invierte un centavo para averiguar por qué ha bajado la percepción del riesgo implicado en el consumo. Ni siquiera menciona este dato. ¿Por qué? La respuesta es sencilla: porque, en esencia, suscribe los discursos del tipo "el peligro de la droga es una construcción social". Por todo esto, lo central que le discutiríamos, a Donda y a muchos otros que andan con el mismo discurso, es esa despreocupación frente al drama de las adicciones que se vive en Argentina.

La perspectiva que planteamos se basa en la idea de que los discursos, y los encuadres ideológicos, pesan en las conciencias y pueden cambiar comportamientos. Aquellos que sostienen que “todo es construcción discursiva”, al mismo tiempo quieren minimizar la incidencia que tienen ciertos discursos, que se “bajan” por múltiples y sutiles canales, en los comportamientos de la gente, y en particular de los jóvenes. Frente a esto hay que responder que las ideas también se pueden transformar en “fuerza material”, y cambiar conductas sociales. Para poner un ejemplo, las denuncias acerca de los efectos nocivos del tabaquismo, y de la acción de las grandes compañías tabacaleras (utilización de la nicotina para crear adicción en el consumidor) tuvieron como resultado que bajara en muchos países el número de fumadores. Para dar otro ejemplo, las fuerzas de izquierda y progresistas, históricamente lucharon contra el alcoholismo y otras adicciones que anulaban la voluntad de lucha de los trabajadores (por una curiosa pirueta ideológica, esta tradición ahora la quieren ubicar en la derecha algunos izquierdistas posmodernos). El problema central entonces es qué se dice y qué se hace frente a las adicciones. Pero para esto, hay que dejar de “mirar para otro lado” cuando avanzan las adicciones, y terminar con el discurso acomodaticio.  

Por último, ¿qué se logra al poner en primer plano la preocupación por la problemática de las adicciones? Pues que al cambiar el eje de la división, se pone en primer plano la denuncia de un modo de producción que genera estos males sociales desde sus entrañas. Con lo cual se demuestra también que la droga no libera ni cuestiona al sistema, sino simplemente esclaviza y anula conciencias, potencialmente críticas. Pero también se coloca en primer plano la denuncia de instituciones del Estado que callan y disimulan estas cuestiones. Así como la inacción casi completa de gobiernos, aparatos judiciales, policiales, etc., que parecieran estar infestados de personajes que hacen negocios con la droga, y en general con las adicciones. Esta gente está muy interesada en que las fuerzas de quienes están genuinamente preocupados por la droga dependencia (las madres y los padres de los chicos adictos, en primer lugar) se desgasten tratando de responder a la pregunta "¿está usted de acuerdo en penalizar al consumidor?" y se queden "sin combustible" para ir al fondo del asunto.

                                                                 Grupo “A pesar de todo”
                                   De la Red de Madres y Familiares de Víctimas de las Drogas

                                                                          11 junio de 2012

lunes, 28 de mayo de 2012

La cuestión no es despenalizar

El consumo de drogas en la población más desprotegida

Por José María Di Paola (Padre Pepe)  | Para LA NACION
 
Mientras estaba en las villas, hace un par de años, los periodistas me pedían mi opinión acerca de la despenalización del consumo de drogas. Les comentaba que me parecía que se trataba simplemente de la última página de un libro y que primero había que tratar de llenar las páginas anteriores con la búsqueda de una sociedad más equitativa, para que los jóvenes más pobres y marginales fueran accediendo al sistema y pudieran ejercer su supuesta libertad de elección.
En la actualidad, vemos que desde posturas científicas serias, que trabajan a partir de las evidencias, se afirma una posición favorable y otra contraria a la despenalización. La realidad es que no podemos mirar el ejemplo de Portugal -que despenalizó el consumo personal hace más de diez años- y su camino de reducción de la demanda y compararlo sin más con realidades tan comunes en la Argentina como las que se viven en las villas de emergencia, partidos del conurbano bonaerense como La Matanza o el monte santiagueño, por ejemplo. Sería un despropósito y no deja de ser un argumento falaz.
En charlas con peritos de diferentes países, he constatado que ni la guerra contra las drogas ni la legalización de ellas responden o dan una solución y, menos, a los sectores más empobrecidos. Aun países desarrollados están todavía en un tiempo de análisis y búsqueda.
Las posturas científicas, como también cualquier otro análisis, deben tener en cuenta a los más pobres: tanto en su opinión como en el impacto en ellos de las medidas diseñadas. Allí está el verdadero progresismo social.
En este debate en el que sólo participa una pequeña parte de la nación no puedo dejar de tener presente los ojos de los niños y jóvenes de las villas de emergencia, parte de esta Argentina profunda donde viví tantos años de mi vida.
En esas discusiones escucho hablar sobre "la libertad de elección del consumidor" y en ese preciso momento vienen a mi mente las historias de tantos jóvenes de la villa "excluidos" de la sociedad. Ellos, por supuesto, no conocen el "uso recreativo de las drogas", porque no tienen las posibilidades de una vida acomodada o de inclusión.
Más bien tendríamos que preguntarnos si en ese contexto de pobreza y marginalidad en el que viven los niños y jóvenes en villas y barriadas pobres se puede hablar de libertad de elección en el consumidor. Habría que preguntarse si no estamos agregando a la vida de estos hermanos más pobres un problema que después no vamos a ayudar a resolver.
En la Argentina, lo que quizás es recreativo para un joven de clase media o alta se torna fatal en los ambientes pobres y marginales. Es necesario comprender que la vulnerabilidad social aumenta cuando no hay oportunidades de inclusión real; y que, a mayor vulnerabilidad, la brecha entre el consumo recreativo y el consumo problemático se acorta dramáticamente. El joven pobre no tiene de dónde asirse, porque vive la fragilidad en lo escolar, en lo laboral y lo sanitario; en consecuencia, un simple consumo de porro tiende a arraigarse más rápido y con mayor fuerza.
Es necesario que antes de hablar de despenalizar se implemente un programa preventivo en las escuelas, que existan centros barriales -como el Hogar de Cristo, presente en las villas 21, 31 y 1-11-14 de Buenos Aires-, y proyectos de inclusión en salud, trabajo y vivienda.
Creo fervientemente que no se debe criminalizar al adicto. Junto a mis compañeros sacerdotes villeros tenemos una vida comprometida en esta causa que nos avala. Son miles los adolescentes y jóvenes que han pasado por nuestros programas de prevención y recuperación en la villa 21; cada uno con sus ilusiones, sus metas por alcanzar en la vida en un medio tan adverso. Hemos conocido a muchísimos chicos adictos que luchan por estar bien, por superar la adicción que les impide experimentar la paz y la felicidad. Hay quienes recaen y se vuelven a levantar por esa luz de esperanza que guardan en su corazón. También hemos acompañado a otros en el duro momento de la privación de la libertad porque cometieron algún delito bajo los efectos de la droga, y hemos despedido con tristeza, en el cementerio de Flores, los restos de muchos que murieron por la droga.
El Estado tiene una deuda social muy grande con estos chicos que padecen estado de abandono en la calle, tuberculosis y sida, desamparo escolar y, sin embargo, pueden acceder a las armas y a la droga con una facilidad extraordinaria.
Coincidimos con los que afirman que la adicción es una enfermedad.
Este planteo ayuda a ubicar al adicto en un lugar más justo y a no criminalizarlo. Esta mirada positiva tiene, sin embargo, un largo camino de ejecución para que los adictos más pobres puedan acceder al sistema sanitario, que, además, está colapsado y no se encuentra preparado para desintoxicarlos y asistirlos.
Si alcanzara con un tratamiento convencional, bastaría con que el Estado otorgara mayor cantidad de becas para internación. Pero el desafío que el paco nos presenta nos obliga a ser mucho más creativos y a entender que este proceso de inclusión llevará muchos años.
Qué decir de los changuitos que en los pueblos del interior no cuentan con servicios médicos básicos, como psiquiatras y psicólogos, y deben trasladarse a la ciudad capital para ser atendidos aun cuando allí tampoco existen lugares a los que los profesionales puedan derivarlos.
Desde el año pasado he recorrido muchas ciudades de la provincia de Santiago del Estero, donde vivo actualmente. He sido invitado por intendencias, consejos deliberantes, escuelas y diferentes organismos no gubernamentales para dar charlas sobre mi experiencia en la villa de Barracas y he visto que padres, docentes y autoridades tienen la misma preocupación: qué hacer ante la dura realidad de que en sus pagos hay adolescentes que se drogan.
Miran la marihuana, o cualquier otra droga, como una novedosa propuesta negativa para la vida. Frente a esta "novedad" y buscando caminos de superación, quedan azorados cuando ven por los medios televisivos que en Buenos Aires se hacen marchas y se discute la despenalización del consumo de drogas.
Les parece un debate de otro país. Quizá querrían decir algo; pero este tema no se abrió para charlarlo en las escuelas ni se profundizó en el interior de nuestra patria. A veces los habitantes de las megaciudades creen representar a toda la Argentina en sus debates, pero debemos darnos cuenta de que, por su gran riqueza regional e histórico-cultural, nuestro país es mucho más grande que nuestras ideas.
¿Alguna vez nos animaremos a cotejar nuestras opiniones con todos los argentinos convencidos de que la opinión del otro puede aportar algo de verdad, y sin pensar que todo diálogo es un Boca-River?
En fin, lo más urgente es ocuparnos como sociedad de los primeros capítulos de ese libro imaginario, en los que todos podemos aportar algo positivo para disminuir la brecha social entre jóvenes que tienen al alcance de su mano lo suficiente para una vida digna y otros que están sumergidos en la más cruel marginalidad.
© La Nacion.