viernes, 5 de noviembre de 2010

DESDE SALTA, MADRES SOLIDARIAS:


  • Principales factores que llevan a nuestros hijos al consumo de drogas:

    La falta de contención educacional
    es uno de los principales factores que llevan a nuestros hijos al consumo de droga o pegamento: las escuelas no están preparadas para contener a los niños ni a los adolescentes. Sin embargo, en Salta existe una ley desde el 2005 que nuestro gobernador no quiere poner en práctica, que establece que los maestros se deben capacitar en el tema y por ello reciben puntaje. Si se realizara realmente no sólo podrían ayudar con la prevención de las adicciones sino que también se podría crear un padrón para la asistencia.

    Las carencias en salud es una influencia también muy importante: no hay controles en los centros periféricos y los profesionales creen que son dueños de la estructura que existe en los barrios. Esto pasa tanto en los establecimientos de salud como en los educativos.

    La discriminación social y la falta de instituciones de contención barriales: La sociedad discrimina a los que viven en barrios pobres y asentamientos, somos considerados solamente como villeros que nos reproducimos. Nuestros adolescentes no tienen posibilidad de seguir un nivel terciario, el gobierno les da talleres de arte y oficio nada más. Tampoco existe contención barrial de recreación ni deportiva.

  • Dificultades para obtener apoyo judicial y gubernamental para internaciones y desintoxicaciones

    En Salta peregrinamos mucho, nos cuesta que nuestros hijos tengan el beneficio de la internación porque los jueces provinciales nos duermen los expedientes de pedidos de protección de persona a pesar que muchos de los chicos son menores y los padres no pueden hacer ejercicio de la patria potestad. Solamente manifestándonos frente a la secretaría ante los medios logramos que nos los internen, pero sin la desintoxicación necesaria para ir creando un paciente. Para colmo en la Secretaría de Adicciones no los quieren internar si no tienen voluntad, es algo imposible sacarlos del lugar que ellos entraron para enfrentar una realidad sin esperanzas.

  • Falta de voluntad política, infraestructura, elementos y profesionales:

    La Secretaría de Adicciones mandó una orden a los hospitales San Bernardo, Milagro y Ragones para que reciban y realicen desintoxicación, pero los gerentes nos mandaron un escrito donde piden que en lo posible no dejemos que deriven a nuestros hijos porque no cuentan con los profesionales adecuados, tampoco con medicamentos ni infraestructura, corriendo riesgo la vida de nuestros hijos y de los pacientes allí alojados. Solicitamos que dentro del hospital estatal CEPRI se realicen las desintoxicaciones pero no se logró todavía.

  • La organización de las madres surge de la necesidad de unirse para proteger a los hijos de los malos tratos policiales y de la falta de protección judicial

    MADRES SOLIDARIAS se originó porque muchas madres teníamos el problema de que nuestros hijos eran objeto de malos tratos en la comisaría del menor sin representación de los defensores. Dado que la mayoría de los problemas se originaban en las adicciones logramos que se implemente la ley 26061 y que los policías dejaran de maltratar a nuestros hijos. Hoy tenemos un equipo de guarda-cárcel y estamos peleando para que un equipo interdisciplinario nos apoye a las madres y nos guíe en la dura situación de reformular nuestras familias.

  • De la unión y del amor nace la fuerza:

    Tenemos la certeza de que únicamente a través de la unión, de ese fuerte lazo de confianza y de amor entre nosotras logramos de a poquito nuestros objetivos.


  • La pobreza atenta contra la comunicación en la familia, las instituciones no protegen:

    Todas somos madres de clase humilde, sentimos pena por tener que mandar a nuestros hijos a comedores comunitarios. De esa forma no tenemos tiempo para contarnos cosas y poder aconsejarlos, muchas trabajamos todo el día para llevar la comida, otras esperamos que el gobierno nos ayude con bolsones. Es una situación de negligencia que sobrepasa nuestros esfuerzos.

  • Buscando que la sociedad salteña tome conciencia de su responsabilidad, tratando de contrarrestar lo que dice el gobierno:

    El gobierno realiza campaña para mostrar que nuestros hijos son adictos por descuido nuestro, nosotras les hicimos ver a la sociedad que no es así, que el problema es de todos por una suma de factores que están instalados en esta sociedad salteña.


  • Obligar a las instituciones políticas, religiosas y de la sociedad civil a que se involucren:

    La Iglesia se mantenía neutral, pero el ministro fue a visitar al arzobispo y le propuso realizar nuestro proyecto en Potrero de Linares con convenios con organizaciones civiles nacionales e internacionales. El arzobispo quiere hacerlo con Fazenda de la Esperanza. Los comedores no saben cómo abordar el tema, las escuelas se mantienen con la política de expulsar al niño que no rinde, los partidos políticos tratan de utilizarnos en su lid eleccionaria, los centros vecinales trabajan con nosotras porque tienen muchos casos.


  • Hostilidad y desidia de las autoridades: unirse para comprometer y presionar

    Las autoridades nos ven como las enemigas, ya que no les permitimos las omisiones que quieren imponernos. Logramos que la mayoría de los diputados y de los concejales nos escriban individualmente su apoyo al proyecto de Potrero de Linares. Pero aún no se nos otorga el predio. Ahora le presentamos toda una carpeta para que analicen y tomen una decisión.

  • La falta de protección policial y de compromiso judicial lleva a la autogestión y a la lucha directa contra el narcotráfico, con los riesgos que implica:

    Realizamos denuncias a las bocas de expendio, estamos en los procedimientos y vemos que en menos de 24 hs. salen en libertad: nos persiguen, nos apedrean las casas, y los jueces desestiman nuestras denuncias.
    La policía no se quiere involucrar porque los jueces no mandan las órdenes.

  • Las campañas de concientización con repercusión mediática rinden frutos:

    Realizamos campaña de concientización y varios medios se sensibilizaron con nuestra causa. Cuando denunciamos a los jueces o a la policía nos llaman y nos escuchan para realizar su trabajo.

  • Solidaridad entre madres

    Nos reunimos en los barrios, donde acompañamos a las mamis que tienen que realizar denuncias para la atención de sus hijos.

    Estamos en permanente contacto con las madres de diferentes barrios, cuando se presenta un nuevo caso estamos allí, lamentablemente no podemos hacer campaña de prevención como nos gustaría porque no contamos con fondos.

  • Falta de prevención, algunos logros en rehabilitación pero aún con importantes carencias en desintoxicación, atención y control:

    Planteamos que se cree un centro de rehabilitación y lo realizaron para menores, hoy queremos que ese centro sea a puerta cerrada y que realicen desintoxicación, que controlen a los centros de las organizaciones para que realicen una terapia adecuada y que los contengan los fines de semana, que es cuando los peligros son más fuertes.

  • La despenalización implica complicidades con los vendedores de drogas

    No podemos permitir la impunidad de los vendedores que dicen ser consumidores. La ley de estupefacientes dice que un adicto debe ser tratado como tal y debe realizar una desintoxicación y la rehabilitación correspondiente, no le debemos dejar la vida de nuestros hijos al factor suerte o a los inescrupulosos que no les interesa.


  • La prevención no sólo debería ser dirigida a los jóvenes sino también a las familias, que necesitan informarse y fortalecerse para poder protegerlos:

    Una campaña de prevención que llegue no sólo a los jóvenes sino a nosotras las madres que muchas veces no sabemos cómo detectar el problema. También debe fortalecer al jefe de familia, para que sea como años antes, que sólo se temía a la oscuridad porque llegaba la noche y no porque los problemas tapan nuestra visibilidad.

  • Mensaje a todas las madres, tengan o no el problema de hijos con adicción:

    No parimos delincuentes ni drogadictos: son hijos que están necesitando de vos y de usted, aunque me tenga a mí.

    Marina Vega, presidente de la asociación MADRES SOLIDARIAS





domingo, 12 de septiembre de 2010

Nuestro reconocimiento a la Dra. Claudia Román Rú por la claridad de su decisión sanitaria, impar en todo el resto del país.

Salta - Orden de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones
Todos los hospitales deben atender casos de adicción
( Fuente: Extraído del diario El Tribuno)


La Secretaría de Salud Mental y Adicciones envió una circular a todos los hospitales aclarando que deben atender a personas que lleguen con problemas derivados del consumo de drogas y luego derivarlas a organismos especializados. Las guardias tienen que tratar las urgencias por pacientes con problemas derivados del consumo de drogas.


Viernes, 20 de Agosto de 2010. 07:10hs.

Las guardias pueden recibir a pacientes con sobredosis y otros cuadros médicos relacionados con diferentes sustancias, situación se se hizo más frecuente en los últimos años.El comunicado llegó a todas las gerencias de la provincia y se refiere a “la obligatoriedad de atención, desintoxicación e internación de personas con dependencia cuando sea necesario”.

Claudia Román Rú, secretaria de Salud Mental y Adicciones, indicó que la circular se envió a raíz de “algunos inconvenientes” en la sistematización de la asistencia a pacientes con adicción.

Hasta ahora no estaba del todo claro en qué institución debían tratarse las urgencias relacionadas con el consumo de drogas o alcohol. Román Ru describió que, superada la emergencia, los hospitales deben derivar los casos de abuso de sustancias al área a su cargo para que pueda iniciarse una rehabilitación.

“La primera atención que necesitan los pacientes es clínica y después debe realizarse un abordaje interdisciplinario”, sostuvo la funcionaria.

Adolescentes. El 43 por ciento de los que recurrieron a diferentes terapias en la Secretaría de Salud Mental y Adicciones durante 2009 estaba entre los13 y 15 años.

Género. De los pacientes que iniciaron tratamientos en organismos del Gobierno el año pasado eran varones el 89 por ciento. Para las mujeres, sería más difícil pedir ayuda.

Desafío” Según se difundió, todos los hospitales de Salta Capital y la mayoría del interior tienen servicios de psicología o psiquiatría que pueden intervenir en las crisis de pacientes con adicción. Piden que médicos y enfermeros informen las situaciones de abuso de sustancias a organismos especializados.

Román Rú dijo que la dependencia a las drogas “debe abordarse conjuntamente desde lo clínico, psicológico y nutricional”, y que “es un desafío para todo el sistema de salud”.

Tenencia de drogas: ni penas ni cura

El aumento del consumo se ve favorecido porque la Justicia no ordena un tratamiento para los adictos

(Así anunciaba, el diario La Nación, del martes 6 de julio de 2010, su editorial.)

La Sedronar y el Observatorio de Drogas y Lucha contra el Narcotráfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) han dado a conocer un informe referido a la primera investigación realizada sobre los casos de tenencias de drogas en los tribunales federales porteños. Del examen cumplido en 8752 causas, solamente en 115 (1,3 por ciento) la sentencia impuso una medida curativa de rehabilitación a los imputados. En el resto, las actuaciones se dieron por cerradas a poco de indagarse.
La investigación cumplida alcanzó a las causas ingresadas en diez de los 12 juzgados federales de la ciudad de Buenos Aires desde 2007 hasta 2009. En un 60 por ciento de los casos considerados estuvieron involucrados mayores de edad de entre 18 y 29 años. La detención se debió a la tenencia de marihuana en la mayoría de los casos (66,2 por ciento) y en un 25,6 por ciento se trató de cocaína.
En el curso de la tarea cumplida, el personal que investigaba contó con la colaboración de los jueces federales. Así pudieron conocer el criterio aplicado en la resolución de las causas. Según Roberto Canay, director del Observatorio de Drogas, los tribunales encararon generalmente los problemas dentro de los límites de un tratamiento individual. Dijo Canay: "Se careció de un enfoque sociosanitario, del alcance social de algunas medidas que van más allá del acto individual que se analiza en una causa".

Es de señalar que en agosto del año pasado, un fallo de la Corte Suprema despenalizó la tenencia de drogas en dosis mínimas para el consumo personal. Esa sentencia estuvo fundada en la defensa de la autonomía personal y en el derecho a la intimidad.
No obstante, la tenencia podía ser castigada si el consumo se producía en la vía pública.
En verdad, la investigación de las causas que datan de 2007 demuestra que la posesión de estupefacientes para su consumo ya no se penalizaba en un tiempo previo al fallo del máximo tribunal. Según la norma en vigor, al que fuera encontrado con drogas en su poder en cantidades mínimas para su consumo y demostrara síntomas de una dependencia adictiva, le correspondería un tratamiento de rehabilitación impuesto por el juez que, a la vez, suspendería la pena que pudiera corresponderle.

Lo que sorprende es que la tenencia de drogas concluya sin penas ni tratamiento curativo. Esta tolerancia judicial contribuye indirectamente al aumento del consumo de drogas, tendencia manifiesta que ha quedado demostrada en la encuesta nacional de la Sedronar, realizada en 2009, que abarcó una muestra de 80.000 estudiantes de la escuela media, oficial y privada.
Como se viene afirmando en estas columnas, sería deseable que una futura legislación sobre este agudo problema social refleje una real voluntad para enfrentar el flagelo de la drogadicción

El dilema de legalizar las drogas

El peligro de las falacias sin sustento

En el presente artículo, un profesional mexicano da por tierra, con argumentaciones estadísticas y sociológicas, con el mito de que la legalización de las drogas, en cualquier grado que se intente, resolvería el problema del narcotráfico y las adicciones.


Hay un supuesto que dice que si las drogas se legalizan, se acabaría con el narcotráfico y el problema de la adicción sería controlable. La experiencia desmiente este supuesto. A excepción de Holanda, todos los países o estados que han experimentado esquemas de legalización o de despenalización han regresado a sus anteriores esquemas prohibicionistas. La causa: la epidemia de adicciones que han surgido como resultado de poner al alcance de todos sustancias que modifican ampliamente la conducta humana. El doctor Rafael Velasco, ex presidente del Consejo Nacional Contra las Adicciones, clasifica a quienes proponen legalizar las drogas en: los que creen que acabaría con el narcotráfico, los que creen que las drogas no son tan malas, los que las han usado sin consecuencias graves, los que confían en soluciones simples para problemas complejos y los que apoyan la irrestricta "libertad" individual. Yo añado los que creen irreflexivamente en estos supuestos y claro, nunca faltan, los que se beneficiarían de la legalización.

Legalizar produce la ilusión de que los delitos se acaban. Y en efecto se acaban, pero de nombre. Ya no existiría el delito de narcotráfico, sencillamente porque la droga se hace llegar de manera legal, pero la adicción ahí estaría. Si se legalizara el homicidio, la tasa de homicidio bajaría a cero, porque ya no habría el delito de homicidio. Pero los muertos ahí estarían. Un gobierno responsable tiene como finalidad principal proteger a sus ciudadanos. La función de protección en México está muy descuidada: el crimen prolifera, el graffiti daña las comunidades, los precios de la droga, muy cortada y adulterada, la pone al alcance de niños y jóvenes. Y quizá, para evitar esta sensación de falta de control, distintos grupos que deberían de proteger a la población han iniciado campañas que ahora con algo de silencio, y en otras con mayor insistencia, promueven la legalización de las drogas.

Experiencias fracasadas

Los experimentos de legalizar o despenalizar han terminado por regresar a la prohibición: en 1975, la corte en Alaska aumentó la permisividad para poseer más marihuana. Para 1988, entre los jóvenes de 12 a 17 años, el consumo aumentó hasta alcanzar más del doble que el promedio nacional de Estados Unidos. Finalmente, en 1990, se volvió al antiguo esquema de prohibición y el consumo empezó a disminuir lentamente. En Inglaterra, entre 1960 y 1970, los adictos a la heroína se multiplicaron por 30 y, durante los 80, el número creció cerca de 40 por ciento anual; ahora, arrepentida, enfrenta el enorme costo de tratar miles de adictos. En comparación, en todo ese tiempo el número de adictos a la heroína en Estados Unidos se mantuvo en cifras de alrededor de 500 mil usuarios. En Suiza, un parque llamado Platzpitz, se definió como lugar de tolerancia para usar drogas. En 1987 tenía 300 visitantes permanentes. Para 1992, eran 20 mil. En 1992 tuvieron que cerrar el parque, como única forma de acabar con el lastimoso espectáculo de gente inyectándose y drogándose a toda hora. Holanda es el único país que no ha dado marcha atrás a la despenalización del uso de las llamadas "drogas blandas", que no son tan blandas: cuando se despenalizó el uso de la marihuana, en 1976, su contenido de tetrahidrocanabinol – el ingrediente activo – era de 3 a 5 por ciento; actualmente es de 35 por ciento, cantidad que produce problemas notables de salud – pérdida de memoria, daños cognitivos, y una falta de energía crónica que convierte al usuario en un ser apático y pasivo –. Los resultados de la despenalización: el número de expendios de estas drogas aumentó, en 10 años, de 30 a mil 500 y el uso de marihuana en el grupo de edad de 18 a 25 años creció 200 por ciento. Al grado de que tan sólo en 1997, hubo un incremento de 25 por ciento en el número de adictos a la marihuana en tratamiento, comparado con un incremento de 3 por ciento en los casos de abuso de alcohol. De 1984 a 1996, el uso de drogas en adolescentes holandeses aumentó 200 por ciento, mientras que en Estados Unidos, en ese mismo periodo, la tasa se redujo en más del 50 por ciento. Las mismas autoridades atribuyen el 65 por ciento del aumento en el crimen juvenil al uso de estas drogas, y el uso de "drogas duras" como la heroína se ha triplicado desde la despenalización de la marihuana, pero Holanda no desea cambiar de rumbo. La frase holandesa que se usa para este fenómeno es alles door de vingers zien: ver a través de los dedos, esto es, ver sólo lo que quieren ver.

Falsas premisas

Los promotores de la legalización dicen que las drogas legales, alcohol y tabaco, matan mucha más gente que las drogas ilícitas, y es cierto. Pero no mencionan que eso es en un contexto de prohibición. Si se legalizaran, la mortalidad crecería enormemente. Estas sustancias alteran gravemente la conducta. Cerca del 70 por ciento de los presos en 12 áreas metropolitanas de Estados Unidos cometieron su delito bajo influencia de las drogas. Un tercio las había usado inmediatamente antes. El 28 por ciento de los homicidas y el 20 por ciento de los violadores cometieron sus delitos bajo influencia de drogas. En el 80 por ciento de los casos de maltrato infantil en que el niño murió, el agresor se encontraba bajo influencia del crack. Es ingenuo pensar que un narcotraficante, que se ha dedicado al delito buena parte de su vida, se convertirá en un respetable hombre de negocios o que, al menos, dejará su actividad ilegal. Si todas las drogas no se legalizan absolutamente para todos con el mismo precio, el esquema fracasará. Si no se legalizan para los niños, o no se legalizan las mal llamadas drogas duras, entonces no faltarán delincuentes que se las vendan. Y el esquema, insisto, fracasará en ese caso en su faceta de inhibir al narcotráfico, porque la epidemia de adicciones y toda la mortalidad relacionada con la droga ahí estaría. Durante mucho tiempo se han podido comprar, en nuestro país, marcas que antes sólo se conseguían de contrabando. Sin embargo, la gente sigue acudiendo a Tepito y otros mercados de contrabando, a comprar a menor precio aquello que fácilmente consigue cerca de su casa. Tampoco parece prudente el usar el esquema de la fiscalización: hacer que los consumidores de drogas paguen impuestos en su consumo, como ocurre con el alcohol y el tabaco. Hacer a una economía dependiente de los impuestos generados por el consumo ciudadano de drogas que acaban con la iniciativa individual y alientan el comportamiento violento es francamente macabro. Las drogas son sustancias que deben permanecer prohibidas, ya que si se aumenta su disponibilidad, más jóvenes y niños pueden caer en la adicción. La facilidad de obtener una droga está íntimamente relacionada con su nivel de uso, como quedó demostrado en el caso de Alaska arriba mencionado y muchos otros. Los programas de combate al narcotráfico y prevención de adicciones deben mejorar, claro está, pero legalizar produce la falsa sensación de control, que no sería sino otro engaño. Uno más, que un gobierno irresponsable podría propiciar.
Gerardo Ochoa Vargas

martes, 31 de agosto de 2010


De un medio del interior, LA VOZ DE SAN JUSTO, de Córdoba, nos enviaron una serie de preguntas para contestar y contribuir a una nota que se publicaba el día domingo 29 de septiembre.


Una de las preguntas fue la siguiente:

-Atendiendo la preocupación manifestada por algunos padres respecto a la revista THC, de la cultura cannabica, es que decidimos recoger la opinión de los sectores involucrados en el tema. ¿Conocía esta revista? ¿De qué manera este tipo de publicaciones cree que puede perjudicar o influir en aquellas personas que consumen o se encuentran en tratamiento de recuperación de la adicción a las drogas?

La respuesta que enviamos fue:

Sí, la conocemos. Una revista que ya, al nacer, era muy elegante. Parece que contaba y cuenta con un gran financiamiento que garantiza la calidad del papel, de la impresión y un equipo capacitado en el área de marketing. Es parte de una parafernalia que tiene como único fin el negocio. Va dirigida al público joven, adolescente y crea mercado, crea demanda e ilusión. Como cualquier otro producto comercial, cuenta con esa presentación atractiva, se asocia a valores propios de los jóvenes con el objetivo de captarlos y lograr su fidelidad como consumidores. Entretanto, la información que provee es parcial cuando no errónea, tiene un discurso pro-consumo basado en supuestos y creencias como que el consumo habitual de la marihuana no daña la salud, o que no genera dependencia, que es natural, que tiene valor terapéutico o recreacional. No es una publicación científica, es un folleto, caro, de propaganda y apología de la droga y su consumo.
Recuerdo que, en una reunión que teníamos, un grupo de madres y el asesor de una senadora nacional, en el momento en que estábamos planteando el tema de esta publicación, el asesor hace mención a que habían tenido una reunión con el director, y que le había parecido: "un muchacho jovencito, de jeans rotos..." Creo que quería mostrarnos que el muchacho no tenía la imagen ni la actitud de un empresario o agente de comercio de uno de los negocios más importantes, él sólo pedía tener su maceta en el jardín. Fue muy tierno. El problema está en el nivel de análisis, conocimiento y respuesta del asesor de nuestra legisladora. El director de la revista hace su trabajo y lo hace bien. Y creo que me estoy acercando a lo verdaderamente escandaloso. Que un emprendimiento comercial, con su producto legal o ilegal, intente desconocer lo propuesto por la ley porque no es de su interés o no le conviene, está en las reglas de su juego, y no creo que sea sensato esperar de parte de esta maquinaria, cuya única finalidad son las ganancias, una sensibilidad que atienda las consecuencias que provocará y desista, por ello, de continuar. Ahora bien, que el Estado no accione ni reaccione en cumplimiento de su deber de garante de la vida, salud y desarrollo pleno de nuestros niños y jóvenes, o como garante de la salud pública o simplemente, del cumplimiento del marco normativo --ya que está penado por la ley vigente, el promover el consumo de drogas ilegales-- es significativo y para preocuparse. Y además, para denunciarlo, al menos.
Porque efectivamente, durante años se ha perpetuado, en los quioscos de nuestros barrios, juntos a los diarios, revistas infantiles y de crochet, su presencia y su venta. Su director, se presenta en los medios, lo convocan para debates televisivos, visita a legisladores, trabaja para una cada vez mayor liberalización de la droga. Y en qué influye, en que estas técnicas de difusión y propaganda son exitosas, si no fuera así, no se invertiría en ellas. Y lo que es peor, si nadie dice nada, ni hace nada es que "tan malo no debe ser", y va “normalizándose” su uso, "es algo normal y que todo el mundo lo hace". Se impone.
Lo escandaloso es la complicidad, lo quiera o no, del Estado, en lo que en definitiva es un negocio para algunos y un perjuicio para muchos.

viernes, 30 de julio de 2010

DECLARACIÓN SOBRE LAS POLÍTICAS DE LLAMADA “REDUCCIÓN DEL DAÑO"

Task Force Internacional Sobre la Política Estratégica en Materia de Drogas
Contacto: Calvina Fay – (1)(727) 828-0211 – cfay@dfaf.org


Como entidad representativa de organizaciones que trabajan en el mundo entero en el campo de la prevención, del tratamiento y de las políticas en materia de drogas, la Task Force Internacional sobre la política estratégica en materia de drogas se reunió en Bruselas, Bélgica, los días 27 y 28 de febrero para debatir de estrategias políticas eficaces en materia de drogas y redactar la presente declaración sobre la llamada “reducción de daño” (véase los signatarios en la página siguiente).
Apoyamos la postura de las Naciones Unidas en virtud de la que el objetivo de las políticas y de las estrategias nacionales y globales en materia de droga tiene que ser la prevención y eliminación del uso de las drogas. Estamos de acuerdo con las Naciones Unidas en que la reducción de la demanda de la droga es un pilar fundamental de cualquier política sana en materia de drogas. Apoyamos la abstinencia de las drogas como objetivo razonable y realista para la política sanitaria pública. Apoyamos una política de no uso de las drogas ilegales o de las drogas legales destructivas.
Las políticas racionales sobre la droga reconocen que el uso temporal de medidas para reducir el daño con el objetivo final de la abstinencia son fundamentalmente distintas de las políticas de llamada “reducción de daño” que aceptan la inevitabilidad del uso de la droga.
La expresión « reducción del daño» y su significación obvia han sido apropiadas y cínicamente utilizadas por quienes tienen como objetivo la legalización de las drogas y que aprovechan el deseo obvio y universal de reducir los daños para promover esta legalización. Los defensores de la legalización usan esta expresión para atraer la simpatía de personas bien intencionadas y de representantes gubernamentales.
Nos oponemos a estas estrategias de llamada « reducción de daño » como objetivos finales que promueven la noción errónea de que existen maneras seguras y responsables de usar drogas. Es decir, estrategias en el marco de las cuales el primer objetivo es permitir a los drogadictos mantener su comportamiento adictivo, destructor y compulsivo, engañándolos acerca de algunos de los riesgos relacionados con las drogas al mismo tiempo que se ignoran otros. Tales estrategias transmiten el mensaje de una sociedad que abandona al drogadicto, que tolera que use drogas y que lo condena a una vida de dependencia. La llamada “reducción de daño” como estrategia sobre las drogas mina los esfuerzos y mensajes de prevención, aprovechándose de la adicción y de enfermedades mortales como el VIH para hacer progresar la agenda política de los defensores de la legalización de las drogas y de los abogados multimillonarios.
Apoyamos la postura del Consejo Internacional de Control de Narcóticos (INCB : International Narcotics Control Board) sobre la llamada “reducción de daño” que no es favorable a los programas de intercambio de jeringas aislados ni a las salas de inyección supuestamente “seguras” puesto que tales políticas fomentan el uso de las drogas y son una violación de los Convenios de las Naciones Unidas. El artículo 4 del Convenio de 1961
…obliga los Estados signatarios a garantizar que la producción, la fabricación, la importación, la distribución, el comercio, el uso y la posesión de drogas se limiten exclusivamente a fines médicas y científicas. En una perspectiva legal, tales infraestructuras son por lo tanto una violación de los convenios internacionales sobre el control de las drogas.
Nos oponemos a la usurpación de los acuerdos y tratados multinacionales y a la sustitución del objetivo de prevención y reducción del uso de las drogas por una estrategia, cualquier que sea su denominación (entre otras, la llamada “reducción de daño”), que busca normalizar varias formas de uso de drogas.
Apoyamos estrategias globales de prevención, de tratamiento y de aplicación de la ley para prevenir y eliminar el uso de las drogas ilegales y, por lo tanto, para prevenir y eliminar los daños innegables que provocan. Apoyamos la prevención y eliminación del daño a través de la ampliación de la oferta de tratamientos, de servicios de atención (outreach) y de servicios sociales para los consumidores de drogas, los toxicómanos y las personas que sufren de enfermedades infecciosas. Apoyamos la investigación que procura identificar técnicas de atención y tratamiento eficaces para la población toxicómana.
Es insuficiente, ilógico e inhumano declarar que las dependencias de la droga deberían mantenerse en nombre de esta llamada « reducción de daño ». La historia, la ciencia y la razón nos muestran que la prevención es posible, que la adicción se puede superar y que sus consecuencias se pueden reducir, por no decir eliminar.

martes, 27 de julio de 2010

Contra las Drogas: Políticas de Salud

Por: Bo Mathiasen – BR- REPRESENTANTE DE LA OFICINA DE LAS NACIONES UNIDAS CONTRA LA DROGA Y EL DELITO PARA BRASIL Y CONO SUR

En todo el continente, la aparente contradicción entre legalización o no legalización distrae la discusión del foco que realmente interesa: el establecimiento de acciones de prevención de la adicción y de asistencia a los enfermos. Los gobiernos y las sociedades de diversos países enfrentan un nuevo desafío: ¿cómo prepararse para responder al surgimiento de sustancias psicoactivas cada vez más diversificadas y con efectos cada vez más potentes?

Estos cambios tornan el debate sobre las políticas sobre drogas aún más complejo.

No se trata apenas de contraponer una postura “liberal” a favor de la legalización a una posición “conservadora” de control. Es necesario evaluar el impacto social, de salud y seguridad pública relacionado con las drogas. Un ejemplo es el de la marihuana hidropónica, cultivada en ambientes cerrados y que posee un poder alucinógeno hasta cuatro veces mayor que el de la marihuana tradicional. Aún más difícil es la cuestión del crack y del paco, drogas derivadas de la cocaína que llegaron a la mayoría de los grandes centros urbanos en Sudamérica y cuya dimensión todavía no es plenamente conocida.

El creciente aumento de las restricciones al uso del tabaco y del alcohol es una tendencia internacional ampliamente aceptada y una postura que contradice la de las campañas pro-legalización de las drogas. Estas campañas acostumbran ignorar que mientras el tabaco y el alcohol son consumidos por entre un 25% y 50% de la población mundial, las drogas ilegales son utilizadas por menos de 5% de las personas -un problema comparativamente mucho menor que el de las drogas lícitas. Eso quiere decir que, en la perspectiva de salud, el control asociado a programas de prevención está funcionando en la práctica.

La edición 2009 del Informe Mundial sobre Drogas, publicado por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), muestra que en los últimos años, globalmente, la producción y el consumo de drogas se han mantenido estables -aunque en países en desarrollo, inclusive en los países del Cono Sur, se observan pequeños índices de crecimiento, principalmente entre las drogas sintéticas. Sin embargo, está claro que no se puede pensar esta situación apenas en términos de control.

La recomendación de Naciones Unidas a los Estados miembros es que se desarrollen cada vez más políticas de salud para usuarios de drogas, tratándolos como personas que necesitan acceso al servicio y no en la punición criminal.Es importante comprender que aunque se estimulen cambios en la legislación de los países en el sentido de aplicarse penas alternativas a los usuarios, hay consenso entre los Estados miembros sobre la posición de mantener las drogas como sustancias ilegales.

Una eventual legalización implicaría un costo social y la exigencia de un aparato de protección de proporciones que la mayor parte de los países no tendría condiciones de ofrecer.

Al final, las drogas no son perjudiciales porque son ilegales, son ilegales justamente porque son perjudiciales.

La aparente contradicción entre legalización o no-legalización tiene la tendencia de quitar la discusión del foco que realmente interesa y que, en realidad, revela mucho más convergencias que divergencias: la búsqueda de un abordaje equilibrado entre las acciones de prevención, incluyendo el amplio acceso a los servicios de salud para los usuarios, y las acciones de represión, enfocadas en el control al crimen organizado transnacional y a los grandes financiadores del tráfico. Si las convergencias fueran más observadas que las divergencias, el debate en relación a las políticas sobre drogas podría convertirse en un proceso que efectivamente resulte en beneficios concretos para todos.

miércoles, 30 de junio de 2010

Comentarios dirigidos y enviados a la Diputada Diana Maffía -30/06/10

Dra. Maffía,
Tuve la oportunidad de ver parcialmente la transmisión —sólo la última parte, cuando comenzaba el tramo de preguntas al orador— del encuentro abierto con Mario Bunge realizado en la Legislatura de Buenos Aires.

A su término, haciendo uso de mi escaso bagaje lógico, me quedé relacionando dos de las preguntas lanzadas. No retuve cuál fue el orden, pero no interesa en esta oportunidad.

Una era vinculada con Cuba, y recuerdo la respuesta del filósofo: desaprobó la tiranía, además de considerarla innecesaria, ya que si hubiese elecciones todo el pueblo cubano apoyaría sin duda el sistema vigente. Y, por otro lado, reconoció la tarea realizada en educación y salud, que asegura el acceso a ellas al 100% de la población, así como también destacó que Cuba pasó de ser una economía basada en el juego-prostitución-turismo a otra orientada hacia el desarrollo técnico-científico.

La otra pregunta en cuestión era, en realidad, un pedido de que expusiera su opinión sobre la legalización de las drogas. Bunge afirmó que la criminalización da lugar a las mafias. Si no me equivoco, pareció plantear un esquema de causa y efecto. Sin embargo, en Cuba está criminalizado el tráfico, la comercialización y la tenencia, y no hay mafia.

Hizo referencia a Holanda y a Suecia como dos países modelos, pero Holanda debió dar marcha atrás en su política liberal de años atrás por el costo en vidas que ésta ocasionó oportunamente, y Suecia, por su parte, tiene casos de tráfico de drogas que, más allá de la mayor tolerancia jurídica, se originan en la formación de lo que se conoce como mercados paralelos o mercado negro.

Cuba, Holanda y Suecia son países que le garantizan a su población una cobertura en salud. Lo aclaro, porque creo que de eso nos debiéramos de estar ocupando en nuestro país, junto con la educación. Y no de la legalización de las drogas.

Lamento que hayan expuesto a Bunge, cuyos aportes son muy valiosos en otras esferas del pensamiento, a opinar de algo que no parece haberse detenido a conocer. Espero que el ideólogo de tal consulta no haya sido nadie de su equipo asesor, y mucho menos usted misma, en quien vengo observando algo así como una “inocente” defensa de la despenalización de la tenencia, o en definitiva y a la larga, de la legalización, sin elaborados ni sólidos argumentos. Espero equivocarme en mis apreciaciones y, si no es así, será verdaderamente lamentable que sus condiciones vocales no le hayan permitido ser una cantante de jazz.

Pero me tranquiliza pensar que este pensamiento suyo favorable a la liberalización de las drogas es personal y, afortunadamente, entiendo no obedece a una posición generalizada en la Coalición Cívica.

Saluda a usted atentamente,

Viviana Sacco
Red de Madres y Familiares de Víctimas de las Drogas
Grupo Montserrat

viernes, 21 de mayo de 2010

"CADA DÍA MUERE UN CHICO POR EL PACO"



Entrevista a Ricardo Grimson
“Cada día muere un chico por el paco”
Especialista en salud mental y titular de la Fundación de Prevención Social, es un profundo conocedor del drama de la droga en la juventud argentina. Reclama acciones preventivas urgentes y destaca el rol de las madres organizadas y la importancia de la solidaridad social, expresada en los voluntarios, para enfrentar este flagelo.
Por Magdalena Ruiz Guiñazú
Padre Pepe. Elogia el trabajo del cura de la Villa 1-11-14 para rescatar a los jóvenes de sus adicciones. “Tiene una visión muy comunitaria. Es muy respetuoso de la gente que vive allí, a diferencia de aquellos que dicen ‘los de la villa son todos narcos’.”
El tema de la droga, y el paco en especial, está marcando toda una generación en la que abundan los adolescentes. Todos los días, a través de la función periodística, tomamos contacto con hechos terribles cuyos protagonistas son particularmente jóvenes y, a lo largo y a lo ancho del país, la situación parece expandirse con una celeridad que espanta. Por eso buscamos la mirada y el pensamiento del doctor Ricardo Grimson que, a lo largo de muchos años, ha dedicado su vida a la salud mental.
—Nos han impresionado, Dr. Grimson, los datos del Observatorio de Adicciones que depende del Ministerio de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires. Ellos han tomado como testigos las guardias de los hospitales Penna, Piñero, Alvarez y Santojanni y nos encontramos con una estadística impresionante, como es un 14% de atención a personas que han sufrido algún problema de salud por consumo de drogas. ¿Es así?
—Sí, sí. Nosotros en la Fundación de Prevención Social hemos hecho, durante los últimos veinte años, estudios parecidos. Relevamos casos del Hospital Fernández, el de San Isidro, el de Vicente López y el Policlínico de Lanús. También tenemos cifras del 14% para sábados y domingos y un promedio menor en la semana. Pero es cierto: la demanda supera todo lo que se pueda estar haciendo (y creo que es poco) para enfrentar este tema. Es justamente lo que dicen las Madres del Paco, que ha dejado de ser un fenómeno porteño para convertirse en un hecho que abarca a todo el país. Fíjese que en Tucumán (donde se las llama Madres de la Esperanza), en Corrientes, en Formosa y en Jujuy encontramos cantidades enormes de madres que reclaman asistencia “suficiente”. Es decir asistencia proporcional a la magnitud del problema. Justamente el eminente doctor Miroli, que fue subsecretario del Sedronar y es especialista en sida, puso el acento en la prevención y el tratamiento. Yo he trabajado varias veces con él y es alguien que viene haciendo prevención (como muchos de nosotros) en los últimos treinta años. Ya entonces preveíamos que este desborde nos estaba acechando. Miroli dice: “Es cierto que Tucumán no tiene las camas necesarias para responder al problema”. Entonces, si esto se ha planteado y exigido, si hay marchas los días jueves de las Madres del Paco que insisten en su reclamo, es importante que la Presidenta las reciba. Es importante que la Presidentasepa que, todos los días, en nuestro país, se muere algún chico por el paco Y esto es mucho. Mire, las cifras que llegan al hospital son, con respecto a la demanda real, una distorsión. Es decir, estamos hablando del reducido sector que puede llegar hasta el Hospital Fernández o el Hospital Piñero. Pero si yo estoy en la Villa 1-11-14 o en la Villa 31 veo, por un lado, a chicos fumando reclinados contra una pared y, por otro, a la Policía mirando a los chicos que fuman paco. Es casi como si estuvieran custodiándolos, y lo peor es que no es para que no fumen sino para que no molesten.
—Y para que, así, entretenidos, no causen problemas.
—Sí, y además compran paco a la vista de todos. Este paco, que es una sal que se logra en el procesamiento de la hoja de coca, hace a la cocaína.
—¿Cómo, una sal…?
—Es una sal en el sentido de que se juntan un ácido y una base. Es un sulfato de cocaína. Le explico: lo que nosotros conocemos como cocaína simplemente es el clorhidrato de cocaína. Y el pasaje del sulfato, pasta base, a clorhidrato es de laboratorio. Yo creo que hay demasiados problemas con los precursores químicos necesarios y con la necesidad de instalar en el país grandes laboratorios complejos que pudieran producir el pasaje del sulfato al clorhidrato. Eso necesita laboratorio, mucha agua a disposición y efluyentes que lleven los deshechos a un río o algo por el estilo. Pero los laboratorios se pueden detectar. Entonces, la comercialización de la pasta base ha aparecido como un recurso que evita el laboratorio. Fíjese que, por ejemplo, en la selva colombiana las FARC hacen la custodia de los grandes laboratorios y es muy difícil que sean detectados porque ellos sí cumplen con el pasaje del sulfato al clorhidrato. Así se produce la cocaína como polvito blanco. Nosotros, en cambio, producimos una especie de chicle gigante que se fuma con tabaco y que es mucho más nocivo porque está contaminado con todo tipo de cosas: restos de productos químicos dañinos para el cerebro. Y la pasta base es aún más nociva que la cocaína misma.
—Cuando usted mencionaba recién a la Villa 1-11-14 recordé que en el informe del Observatorio de Adicciones mencionan que el hospital más cercano es el Piñero. ¿Es cierto que allí se encuentra la mayoría de los casos?
—Sí, es el hospital que recibe más casos porque ésa es la villa más comprometida por la presencia del narcotráfico. A la vez, es la villa donde está instalado el padre Gustavo Carrara, que pertenece a los curas villeros. Son personajes muy singulares. El padre Pepe es una persona maravillosa. Hace 11 años que vive en la Villa y estos curas villeros no son visitantes de fin de semana. Están a disposición, todo el mundo los conoce, están allí todos los días y el padre Pepe ha sido amenazado reiteradas veces por su prédica en contra de las adicciones.
—¿Amenazado por los narcos?
—Claro. Además, se conocen porque también ellos son habitantes de la villa. El padre Pepe tiene una visión muy comunitaria, es muy respetuoso de la gente que vive allí. A diferencia de lo que dicen otros –“… ¡los de la villa son todos narcos..”–, el padre Pepe dice que eso es mentira, que a las 6 de la mañana la mayor parte de la gente de la villa sale a trabajar hacia sus ocupaciones legítimas. Algunos quedan y son los que están vinculados con el narcotráfico. El padre Pepe instaló un centro de tratamiento en el cual se presenta una primera dificultad: ¿cómo hacer para que el chico llegue hasta el tratamiento? Entonces, el padre contrató a un taximetrero que vive en la villa y, una hora antes de su salida habitual, como conoce a todos los chicos, va, lista en mano, a buscarlos a su casa para llevarlos hasta el centro de tratamiento que, como le decía, está dentro de la misma villa.
—Es admirable que el padre Pepe haya construido ese centro dentro de la villa.
—Es un emprendimiento fantástico porque no mandan al chico fuera de su ámbito. Cuando fui a visitar el centro, le pregunté al padre si dejaba el auto alejado de la villa. “No –me dijo–, porque ahí te lo van a robar, Entrá a la villa y dejalo en la puerta de la parroquia. Allí no lo va a tocar nadie.” Esto significa que hay un respeto por el padre y es una respuesta del respeto que él les dispensa a los villeros.
—Parece una obra admirable.
—Realmente lo es porque él ha formado un grupo de unos 15 sacerdotes que, a diferencia del proceso de diferenciación dela Iglesia respecto a los tercermundistas de la década del 70, ha sido reconocido por una vicaría y me parece que, con esto,la Iglesia ha dado un paso gigantesco en su significado. Es decir, reconocer a los curas villeros como sacerdotes iguales a los demás. Me parece que esta circunstancia y la tarea del Episcopado Nacional y de los laicos en la Comisión Justicia y Paz es muy importante. Fíjese que consiguieron (unos minutos antes de la medianoche del 10 de diciembre de 2009, minutos antes de cerrarse el Congreso) que se votara la ley de prevención escrita por la Comision de Justicia y Paz. Esta ley debe ser implementada para capacitación de docentes, preceptores, maestros y alumnos. Y, por supuesto, debe ser puesta en práctica porque dice: “… no podemos esperar a que la demanda de asistencia nos urja a hacer algo. Tenemos que actuar ya porque la prevención se hace hoy o no se hace…”.
—En general, el cuadro que se presenta del chico adicto al paco lo muestra sin escolaridad, sin una familia estable. En una palabra… si llega al hospital, llega en soledad. ¿Es así?
—Solo o en compañía de alguien que se ocupa del traslado. Nosotros hemos trasladado a muchos chicos intoxicados. Por ejemplo, mi trabajo en Vicente López se desarrolló en el centro de prevención del Municipio y allí, por ejemplo, tuvimos un caso en el que un enfermero llevó a un chico al hospital. Durante la internación fue asistido por una psicóloga hasta recuperarse. El chico entró allí tembloroso y casi convulsivo. Luego, engordó y se hizo de muchos amigos dentro del hospital. Cuando recibió el alta, la psicóloga lo llevó en su coche hasta la villa y, al verlo, la madre lo rechazó.
—¿Cómo lo rechazó…?
—Mire, le dijo lo siguiente: “Después de diez días de ausencia, vos me debés 300 pesos. Sabés muy bien que tenés que traerme 30 pesos todos los días. Lo mismo que hacen tus hermanos. Así es que andate y traelos”. La psicóloga casi se descompuso y luego vino, llorando, a contarme esto. No podía creer lo que había oído y la escena de rechazo que había presenciado. En fin, en la villa hay gente fantástica y hay otra que no es fantástica, como en todos lados. Tenemos que pensar también que esa madre quizás está acosada por la necesidad de sobrevivir manteniendo a sus hijos, ha cambiado dos o tres veces de pareja y que si no aporta una determinada suma, su marido la golpea. Son situaciones de mucha violencia. Algo casi inimaginable desde afuera de la villa.
—¿Qué se hace entonces?
—La villa genera una situación de marginación que llega a ser exclusión. Uno puede ser marginado en un barrio pobre, en los límites. Pero las villas ya trascendieron ese margen y, aun cuando haya gente que tenga ocupaciones, la mayor parte cuenta con trabajos golondrina. Son trabajos parciales desempeñados cuando “hay” trabajo. No son tareas fijas ni tienen, obviamente, obra social. No tienen nada. Y muchos de los chicos de las villas son rechazados por las escuelas que les corresponden. El padre Gustavo Carrara dijo el otro día que en la 1-11-14 faltan tres escuelas. Cuando los chicos se presentan en una escuela, por su dirección, los docentes detectan en seguida su procedencia y no los tratan igual que a los demás. En esta sociedad nuestra tenemos a veces esa cosa de creernos miembros de alguna realeza que nos diferencie de nuestros hermanos Y, por supuesto, no es así.
—Pero hay escuelas en las villas.
—En algunas. Pero si en la 1-11-14 faltan tres es porque no dan abasto para tomar a los chicos. Cuanto más grande sea la distancia que separa la escuela de su vivienda, camino de la escuela lejana va a tener más distracciones, le va a gustar vagabundear por la ciudad y va a terminar abriendo, por algunas monedas, las puertas de los taxis en la plaza Constitución. Allí encontrará prostitutas, travestis, homosexuales o lo que sea. Estamos entonces en una situación de sobrevida. La vida es un intento de sobrevida y a veces falta techo o abrigo o comida y, casi siempre, trabajo. Yo disiento con Filmus en muchas cosas aun cuando lo admiro académicamente, pero una vez dijo una frase que me pareció lapidaria e inteligente: “La división de clases en la República Argentina no se da entre clases sociales diferentes. Se da entre los que terminaron la primaria y los que no la pudieron terminar”. Hoy día, no terminar la primaria es una condena de por vida. Y no es una condena que se solucione en la adultez. Es una condena que no tiene solución.
—Desde ya. Si pensamos que un cadete y, mucho más, una cajera de supermercado tienen que saber obligatoriamente computación, advertimos que es indispensable que tenga la primaria aprobada.
—Hoy, cuando un chico se presenta para un trabajo no le preguntan si sabe computación sino qué programas maneja. Pero fíjese que siempre nos hemos encontrado con situaciones límite.Las cosas, en este campo, nunca son fáciles. Por ejemplo, en la Intendencia de Vicente López, en la que trabajé de 1985 a 1995, inspirados en la Intendencia del Dr. Sanguinetti utilizamos una casa que era una herencia vacante.
—¿Qué significa exactamente?
—Es una casa que no tiene dueño. En este caso, el dueño había fallecido y, a través de la Inspección de Personas Jurídicas de la Provincia de Buenos Aires, conseguimos esa casa, la arreglamos con el apoyo de algunos empresarios, arquitectos y albañiles. Y organizamos un centro en el que en 1995 se inscribieron 800 chicos.
—¿Se inscribieron básicamente para qué?
—Para participar en actividades espontáneas extra colegiales. Desde campamentos hasta aprender a jugar al ajedrez. Desde hacer teatro hasta actuar como mimos. Dibujar y ayudar a los chicos de la calle en sus tareas escolares. Trabajar en los comedores gratuitos de la Municipalidad. Luego, el intendente consideró oportuno (por una razón de política local) cambiar la dirección del centro y con ese cambio el centro se fue desarmando y desperdigando. Hoy ya no existe. Una verdadera lástima porque fue el primer centro municipal creado en el país con la intención de prevención de drogas.
—Y actualmente usted dirige la Fundacion de Prevención Social.
—La fundación fue creada más o menos en la misma época y junto a Ezequiel Holmberg, que estaba en la Fundación Cedro(subsidiaria de la Fundación Antorchas), trabajamos durante muchos años en casi todas las provincias del país con un recurso de movilización comunitaria que se llama Jornadas de Participación Comunitaria. Eso significa, por ejemplo, que en el Colegio Católico de Escobar convocamos (con la anuencia de la Intendencia) a 400 personas: 300 eran estudiantes, cincuenta docentes y cincuenta representantes de organizaciones de la comunidad. Todos trabajaron en talleres que pasaron del tema “¿Cómo me afecta a mí la adicción?” a “¿Cómo afecta a los que tengo a mi alrededor?”. Y también “¿Cómo afecta esto a nuestra comunidad?”. Hicimos entonces una asamblea con los representantes de las organizaciones comunitarias, que les ofrecieron a los chicos que querían hacer teatro o cerámica los espacios necesarios para desarrollar estas actividades. Por ejemplo, los espacios de la Fiesta Nacional de la Flor, que no se utilizan durante el año. Comenzaron entonces con una acción muy apoyada por el Municipio de Escobar pero los municipios son muy sensibles a las presiones políticas, donde se considera que estas actividades son innecesarias y cuestan plata. Por supuesto que lo que se estaba haciendo no costaba nada. La Fundación Antorchas nos ayudó y esta iniciativa movilizó tanto a la gente que a los treinta organizadores nos dieron albergue en la Asociación Cristiana de Jóvenes de Matheu. Ellos nos abrieron sus dormitorios para que pudiéramos pasar la noche, la gente de la Fiesta Nacional de la Flor apoyó tan calurosamente el proyecto que, al año siguiente, el segundo grupo que se constituyó en Escobar ganó el segundo premio en el desfile de carrozas. Pensemos que se trataba de chicos de doce o trece años. Y estas acciones de promoción de la salud le dan identidad al joven, que termina de ir al colegio a mediodía y tiene la tarde libre. Estas iniciativas no solamente ocupan el tiempo libre sino que dan una perspectiva de aprovechamiento y terminan en la solidaridad social. Yo también he visto esto en Vicente López y en Salta, en Orán. Allí ocurre lo mismo que aquí.
—¿Qué pasó entonces con el emprendimiento del Municipio de Escobar?
—También se disolvió por cambios en la Intendencia, etc. Una constante, como le decía, cuando ocurren cambios políticos.
—Y ahora, en la Fundación de Prevención Social?
—Trabajamos en capacitación de voluntarios; de gente que quiere trabajar en adicciones. Debemos reconocer que tenemos el apoyo del Gobierno de la Ciudad. Este año hemos trabajado con gran éxito en la biblioteca pública de la calle Venezuela al 1500. La convocatoria reunió a más de 120 personas. Algunas fueron a la villa del padre Pepe. Otras se encaminaron hacia distintos proyectos. Eran todas personas que deseaban ser voluntarias.
—Es reconfortante comprobarlo.
—Hace muchos años, Gallup hizo una encuesta que reveló que había un altísimo porcentaje de gente con cuatro a seis horas de tiempo disponible por semana. Esa gente deseaba canalizar su tiempo libre en obras sociales pero no sabía adónde hacerlo. Desde entonces, sobre todo desde el Foro del Sector Social, al cual pertenezco, se está trabajando en la formación de voluntarios y en la canalización de acciones solidarias en todo tipo de proyectos.
La puerta está abierta, entonces, para todos aquellos que dispongan de tiempo y solidaridad.
La Fundación de Prevención Social funciona en Av. Belgrano 1315 y el teléfono es 4384-5190.
Diario Perfil – 09/05/2010

martes, 18 de mayo de 2010

Editorial del diario La Nación - Martes 18.05.2010


Un fracaso que no es casual

El documento del GAFI contra la Argentina en materia de lavado de dinero permite sospechar que ese delito es consentido

Tal como se preveía, el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) presentó un crítico y muy duro informe sobre la lucha contra el lavado de dinero en nuestro país.
En primera instancia, y aunque el informe no lo dice, sus fuertes cuestionamientos permiten suponer que, por desgracia, esta falencia de las autoridades en el combate contra el delito del blanqueo de dinero sucio no es una casualidad. Podemos agregar, también, que esa falta de voluntad no es privativa del actual gobierno y se remonta a la década de 1990.
Sin embargo, ha sido la actual gestión gubernamental la que más advertencias ha recibido. La tendencia a la politización de la Unidad de Información Financiera (UIF), el principal instrumento en la lucha contra el lavado, ha crecido peligrosamente en los últimos años. el principal instrumento en la lucha contra el lavado.
Cabe recordar que la principal razón por la cual la presidenta Cristina Kirchner decidió remover, en enero pasado, a la entonces titular de la UIF, Rosa Falduto, fue la negativa de la funcionaria a iniciar una investigación contra el Grupo Clarín. Su reemplazante fue José Sbattella, quien por su cercanía al Gobierno y su falta de experiencia en la materia no parecía el mejor candidato para el cargo.
El GAFI es un organismo intergubernamental creado en 1989 por el grupo de los siete países más industrializados (G-7) y que fue integrado por 33 naciones, entre ellas, la Argentina.
Su informe fue elaborado por una misión de expertos de España, Holanda, Francia, Chile y Uruguay, que visitó la Argentina en 2009 para analizar en profundidad el grado de compromiso del país en la lucha contra el lavado de dinero.
De sus 189 páginas, surge que tal compromiso no existe. Por ejemplo, el informe menciona que nuestro país no sólo no cumple con el 40 por ciento de las recomendaciones del GAFI, sino que la UIF "no es efectiva", y su personal, que "trabaja en situación de inestabilidad laboral", lo expone a "influencias o interferencias".
Resulta absolutamente contradictorio que nuestro país, que integra el GAFI, no cumpla casi la mitad de las recomendaciones de ese organismo.
La última evaluación sobre la Argentina se hizo en 2004, y el país no salió bien parado. En varias ocasiones, nuestro país logró postergar esta nueva visita, pero finalmente se concretó en noviembre de 2009. Según el documento, siguen apareciendo muy serias deficiencias.
Si bien cuando se habla de lavado de dinero se lo suele asociar con el producido por el narcotráfico, es muy amplia la gama de delitos que obligan a sus autores a blanquear los fondos provenientes de esos ilícitos, entre los cuales se encuentran el tráfico ilegal de armas, el contrabando, la evasión impositiva y la corrupción.
De ahí la importancia que reviste el combate contra el lavado. Aunque duela decirlo, un país que, como la Argentina, no ha logrado condenar a nadie por este delito que no conoce fronteras es un país que, obviamente, permite o fomenta el lavado. Como decíamos, no se trata de casualidades.
Tengamos en cuenta, por ejemplo, que los grandes escándalos de corrupción del kirchnerismo, como la mafia de los medicamentos -cuyos fondos habrían financiado la campaña electoral de la Presidenta- y el presunto enriquecimiento ilícito del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, requieren, forzosamente, del lavado de dinero. Esto podría explicar la pasividad del kirchnerismo.
Es preciso que tanto las autoridades nacionales como la oposición reaccionen y caigan en la cuenta de que, además, un país que permite o fomenta el lavado atraerá todo tipo de dinero negro del exterior, facilitando así el tendido de cabeceras de puente argentinas para el delito internacional, con todas las consecuencias imaginables.