domingo, 12 de septiembre de 2010

Nuestro reconocimiento a la Dra. Claudia Román Rú por la claridad de su decisión sanitaria, impar en todo el resto del país.

Salta - Orden de la Secretaría de Salud Mental y Adicciones
Todos los hospitales deben atender casos de adicción
( Fuente: Extraído del diario El Tribuno)


La Secretaría de Salud Mental y Adicciones envió una circular a todos los hospitales aclarando que deben atender a personas que lleguen con problemas derivados del consumo de drogas y luego derivarlas a organismos especializados. Las guardias tienen que tratar las urgencias por pacientes con problemas derivados del consumo de drogas.


Viernes, 20 de Agosto de 2010. 07:10hs.

Las guardias pueden recibir a pacientes con sobredosis y otros cuadros médicos relacionados con diferentes sustancias, situación se se hizo más frecuente en los últimos años.El comunicado llegó a todas las gerencias de la provincia y se refiere a “la obligatoriedad de atención, desintoxicación e internación de personas con dependencia cuando sea necesario”.

Claudia Román Rú, secretaria de Salud Mental y Adicciones, indicó que la circular se envió a raíz de “algunos inconvenientes” en la sistematización de la asistencia a pacientes con adicción.

Hasta ahora no estaba del todo claro en qué institución debían tratarse las urgencias relacionadas con el consumo de drogas o alcohol. Román Ru describió que, superada la emergencia, los hospitales deben derivar los casos de abuso de sustancias al área a su cargo para que pueda iniciarse una rehabilitación.

“La primera atención que necesitan los pacientes es clínica y después debe realizarse un abordaje interdisciplinario”, sostuvo la funcionaria.

Adolescentes. El 43 por ciento de los que recurrieron a diferentes terapias en la Secretaría de Salud Mental y Adicciones durante 2009 estaba entre los13 y 15 años.

Género. De los pacientes que iniciaron tratamientos en organismos del Gobierno el año pasado eran varones el 89 por ciento. Para las mujeres, sería más difícil pedir ayuda.

Desafío” Según se difundió, todos los hospitales de Salta Capital y la mayoría del interior tienen servicios de psicología o psiquiatría que pueden intervenir en las crisis de pacientes con adicción. Piden que médicos y enfermeros informen las situaciones de abuso de sustancias a organismos especializados.

Román Rú dijo que la dependencia a las drogas “debe abordarse conjuntamente desde lo clínico, psicológico y nutricional”, y que “es un desafío para todo el sistema de salud”.

Tenencia de drogas: ni penas ni cura

El aumento del consumo se ve favorecido porque la Justicia no ordena un tratamiento para los adictos

(Así anunciaba, el diario La Nación, del martes 6 de julio de 2010, su editorial.)

La Sedronar y el Observatorio de Drogas y Lucha contra el Narcotráfico de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) han dado a conocer un informe referido a la primera investigación realizada sobre los casos de tenencias de drogas en los tribunales federales porteños. Del examen cumplido en 8752 causas, solamente en 115 (1,3 por ciento) la sentencia impuso una medida curativa de rehabilitación a los imputados. En el resto, las actuaciones se dieron por cerradas a poco de indagarse.
La investigación cumplida alcanzó a las causas ingresadas en diez de los 12 juzgados federales de la ciudad de Buenos Aires desde 2007 hasta 2009. En un 60 por ciento de los casos considerados estuvieron involucrados mayores de edad de entre 18 y 29 años. La detención se debió a la tenencia de marihuana en la mayoría de los casos (66,2 por ciento) y en un 25,6 por ciento se trató de cocaína.
En el curso de la tarea cumplida, el personal que investigaba contó con la colaboración de los jueces federales. Así pudieron conocer el criterio aplicado en la resolución de las causas. Según Roberto Canay, director del Observatorio de Drogas, los tribunales encararon generalmente los problemas dentro de los límites de un tratamiento individual. Dijo Canay: "Se careció de un enfoque sociosanitario, del alcance social de algunas medidas que van más allá del acto individual que se analiza en una causa".

Es de señalar que en agosto del año pasado, un fallo de la Corte Suprema despenalizó la tenencia de drogas en dosis mínimas para el consumo personal. Esa sentencia estuvo fundada en la defensa de la autonomía personal y en el derecho a la intimidad.
No obstante, la tenencia podía ser castigada si el consumo se producía en la vía pública.
En verdad, la investigación de las causas que datan de 2007 demuestra que la posesión de estupefacientes para su consumo ya no se penalizaba en un tiempo previo al fallo del máximo tribunal. Según la norma en vigor, al que fuera encontrado con drogas en su poder en cantidades mínimas para su consumo y demostrara síntomas de una dependencia adictiva, le correspondería un tratamiento de rehabilitación impuesto por el juez que, a la vez, suspendería la pena que pudiera corresponderle.

Lo que sorprende es que la tenencia de drogas concluya sin penas ni tratamiento curativo. Esta tolerancia judicial contribuye indirectamente al aumento del consumo de drogas, tendencia manifiesta que ha quedado demostrada en la encuesta nacional de la Sedronar, realizada en 2009, que abarcó una muestra de 80.000 estudiantes de la escuela media, oficial y privada.
Como se viene afirmando en estas columnas, sería deseable que una futura legislación sobre este agudo problema social refleje una real voluntad para enfrentar el flagelo de la drogadicción

El dilema de legalizar las drogas

El peligro de las falacias sin sustento

En el presente artículo, un profesional mexicano da por tierra, con argumentaciones estadísticas y sociológicas, con el mito de que la legalización de las drogas, en cualquier grado que se intente, resolvería el problema del narcotráfico y las adicciones.


Hay un supuesto que dice que si las drogas se legalizan, se acabaría con el narcotráfico y el problema de la adicción sería controlable. La experiencia desmiente este supuesto. A excepción de Holanda, todos los países o estados que han experimentado esquemas de legalización o de despenalización han regresado a sus anteriores esquemas prohibicionistas. La causa: la epidemia de adicciones que han surgido como resultado de poner al alcance de todos sustancias que modifican ampliamente la conducta humana. El doctor Rafael Velasco, ex presidente del Consejo Nacional Contra las Adicciones, clasifica a quienes proponen legalizar las drogas en: los que creen que acabaría con el narcotráfico, los que creen que las drogas no son tan malas, los que las han usado sin consecuencias graves, los que confían en soluciones simples para problemas complejos y los que apoyan la irrestricta "libertad" individual. Yo añado los que creen irreflexivamente en estos supuestos y claro, nunca faltan, los que se beneficiarían de la legalización.

Legalizar produce la ilusión de que los delitos se acaban. Y en efecto se acaban, pero de nombre. Ya no existiría el delito de narcotráfico, sencillamente porque la droga se hace llegar de manera legal, pero la adicción ahí estaría. Si se legalizara el homicidio, la tasa de homicidio bajaría a cero, porque ya no habría el delito de homicidio. Pero los muertos ahí estarían. Un gobierno responsable tiene como finalidad principal proteger a sus ciudadanos. La función de protección en México está muy descuidada: el crimen prolifera, el graffiti daña las comunidades, los precios de la droga, muy cortada y adulterada, la pone al alcance de niños y jóvenes. Y quizá, para evitar esta sensación de falta de control, distintos grupos que deberían de proteger a la población han iniciado campañas que ahora con algo de silencio, y en otras con mayor insistencia, promueven la legalización de las drogas.

Experiencias fracasadas

Los experimentos de legalizar o despenalizar han terminado por regresar a la prohibición: en 1975, la corte en Alaska aumentó la permisividad para poseer más marihuana. Para 1988, entre los jóvenes de 12 a 17 años, el consumo aumentó hasta alcanzar más del doble que el promedio nacional de Estados Unidos. Finalmente, en 1990, se volvió al antiguo esquema de prohibición y el consumo empezó a disminuir lentamente. En Inglaterra, entre 1960 y 1970, los adictos a la heroína se multiplicaron por 30 y, durante los 80, el número creció cerca de 40 por ciento anual; ahora, arrepentida, enfrenta el enorme costo de tratar miles de adictos. En comparación, en todo ese tiempo el número de adictos a la heroína en Estados Unidos se mantuvo en cifras de alrededor de 500 mil usuarios. En Suiza, un parque llamado Platzpitz, se definió como lugar de tolerancia para usar drogas. En 1987 tenía 300 visitantes permanentes. Para 1992, eran 20 mil. En 1992 tuvieron que cerrar el parque, como única forma de acabar con el lastimoso espectáculo de gente inyectándose y drogándose a toda hora. Holanda es el único país que no ha dado marcha atrás a la despenalización del uso de las llamadas "drogas blandas", que no son tan blandas: cuando se despenalizó el uso de la marihuana, en 1976, su contenido de tetrahidrocanabinol – el ingrediente activo – era de 3 a 5 por ciento; actualmente es de 35 por ciento, cantidad que produce problemas notables de salud – pérdida de memoria, daños cognitivos, y una falta de energía crónica que convierte al usuario en un ser apático y pasivo –. Los resultados de la despenalización: el número de expendios de estas drogas aumentó, en 10 años, de 30 a mil 500 y el uso de marihuana en el grupo de edad de 18 a 25 años creció 200 por ciento. Al grado de que tan sólo en 1997, hubo un incremento de 25 por ciento en el número de adictos a la marihuana en tratamiento, comparado con un incremento de 3 por ciento en los casos de abuso de alcohol. De 1984 a 1996, el uso de drogas en adolescentes holandeses aumentó 200 por ciento, mientras que en Estados Unidos, en ese mismo periodo, la tasa se redujo en más del 50 por ciento. Las mismas autoridades atribuyen el 65 por ciento del aumento en el crimen juvenil al uso de estas drogas, y el uso de "drogas duras" como la heroína se ha triplicado desde la despenalización de la marihuana, pero Holanda no desea cambiar de rumbo. La frase holandesa que se usa para este fenómeno es alles door de vingers zien: ver a través de los dedos, esto es, ver sólo lo que quieren ver.

Falsas premisas

Los promotores de la legalización dicen que las drogas legales, alcohol y tabaco, matan mucha más gente que las drogas ilícitas, y es cierto. Pero no mencionan que eso es en un contexto de prohibición. Si se legalizaran, la mortalidad crecería enormemente. Estas sustancias alteran gravemente la conducta. Cerca del 70 por ciento de los presos en 12 áreas metropolitanas de Estados Unidos cometieron su delito bajo influencia de las drogas. Un tercio las había usado inmediatamente antes. El 28 por ciento de los homicidas y el 20 por ciento de los violadores cometieron sus delitos bajo influencia de drogas. En el 80 por ciento de los casos de maltrato infantil en que el niño murió, el agresor se encontraba bajo influencia del crack. Es ingenuo pensar que un narcotraficante, que se ha dedicado al delito buena parte de su vida, se convertirá en un respetable hombre de negocios o que, al menos, dejará su actividad ilegal. Si todas las drogas no se legalizan absolutamente para todos con el mismo precio, el esquema fracasará. Si no se legalizan para los niños, o no se legalizan las mal llamadas drogas duras, entonces no faltarán delincuentes que se las vendan. Y el esquema, insisto, fracasará en ese caso en su faceta de inhibir al narcotráfico, porque la epidemia de adicciones y toda la mortalidad relacionada con la droga ahí estaría. Durante mucho tiempo se han podido comprar, en nuestro país, marcas que antes sólo se conseguían de contrabando. Sin embargo, la gente sigue acudiendo a Tepito y otros mercados de contrabando, a comprar a menor precio aquello que fácilmente consigue cerca de su casa. Tampoco parece prudente el usar el esquema de la fiscalización: hacer que los consumidores de drogas paguen impuestos en su consumo, como ocurre con el alcohol y el tabaco. Hacer a una economía dependiente de los impuestos generados por el consumo ciudadano de drogas que acaban con la iniciativa individual y alientan el comportamiento violento es francamente macabro. Las drogas son sustancias que deben permanecer prohibidas, ya que si se aumenta su disponibilidad, más jóvenes y niños pueden caer en la adicción. La facilidad de obtener una droga está íntimamente relacionada con su nivel de uso, como quedó demostrado en el caso de Alaska arriba mencionado y muchos otros. Los programas de combate al narcotráfico y prevención de adicciones deben mejorar, claro está, pero legalizar produce la falsa sensación de control, que no sería sino otro engaño. Uno más, que un gobierno irresponsable podría propiciar.
Gerardo Ochoa Vargas