sábado, 14 de abril de 2012

ENFOQUE DEL CONSUMO DE DROGAS EN NUESTRO PAIS

La explosión cultural que tuvo lugar  en  los EEUU de Norteamérica y  en  Europa, que dio en llamarse el hippismo,  comenzó a trasladarse rápidamente a otros países adoptando algunas de las características  externas que se difundían con facilidad. Esto era así aun cuando la particular expansión de los ingresos por  las clases medias americanas no tuvieran una réplica comparable en los demás países. Lo que comenzó como una revolución de las costumbres y  una oposición contestataria  a  un conflicto armado, se trasladó como una moda que cuanto más se expandía, más superficializaba  su contenido. El mejor ejemplo de ello lo constituye la diseminación universal de la imagen del Che, vaciada de su contenido transformador.
Por esa época la experiencia clínica de  hospitales y consultorios  registraba en nuestro país una baja frecuencia de consultas individuales.   Hacia fines de los sesenta se registró la aparición en forma mas notoria  de las drogas que prendían en algunos sub-grupos como ser los ligados a los procesos culturales, a la música,  al periodismo, a la publicidad  y en sectores intelectuales en general. El encuadre jurídico estaba dado por el régimen francamente represivo de la Ley 20.771. (1974) ideada con el mismo criterio duro que llevó a la creación del CENARESO.

Durante la Presidencia de Alfonsín se creó la Comisión Nacional de Drogas (1985), se intervino el CENARESO para adecuarlo a los modelos de tratamiento vigentes en los principales países como EEUU e Italia, y se convino a través de la ONU el establecimiento de una Escuela de Formación encomendada al CeIS de Roma, que avanzó largo trecho bajo la Dirección de Andrea de Dominici.  Por ignorancia de las nuevas autoridades de la recién nacida SEDRONAR (1989) no se extendió este Convenio por un nuevo período de dos años,  ganando la disputa los representantes de un oscurantismo opuesto a la política preventiva  iniciado activamente en el sistema educativo. Esta en cambio habría de ser continuada desde la Secretaría Provincial que dirigió brillantemente  el Dr. Juan Yaría.

Recién se retomaría la buena senda en la SEDRONAR  con la designación de Julio César Araoz que reconoció a las ONGs como la mano derecha de la acción terapéutica que era cubierta por  las Comunidades Terapéuticas. Se inauguró una verdadera cogestión que llegaría a su punto culminante con la gestión del Lic Eduardo Amadeo. Así como habían hecho las autoridades de los países avanzados se confió en la capacidad de  tratamiento de las ONGs que aplicaban los principios desarrollados por el CeIS de Roma y por DAYTOP de los EEUU. Ser había establecido una capacitación de primer nivel en la Universidad Nacional de Quilmes, gracias a su Rector el Ing Julio Villar. Además se consiguió del Ministerio de Salud de la Nación  la inclusión en los equipos terapéuticos de los Operadores Socio Terapéuticos. La UNQUI creó el Diploma respectivo y capacitó en 8 años en cursos bianuales a 400 OST. Este proceso fue inaugurado en la transición de responsabilidades de Araoz a Amadeo,  proyecto fue apoyado también por Yaría. En ese momento se realizaron las primeras investigaciones en adicciones.

Se había reconocido desde todas las instituciones involucradas que  el crecimiento del fenómeno adictivo nos acercaba al desmadre. Cuando en estos años se unifica el tratamiento de  las adicciones con el de la salud mental, se ignoró lo que el  Dr.  Raúl Carrea planteó al crear el Instituto Nacional de Salud Mental. Fue una  pieza fundamental en la planificación y evaluación de acciones que llevó a cabo las primeras investigaciones epidemiológicas en población general., base de cualquier organización de acciones. Esta concepción replica lo realizado por los EEUU que entre los Institutos de Salud cuentan con carácter independiente al Instituto nacional de la Salud Mental (NIMH) y al Instituto Nacional de Abusos de Drogas (NIDA).

Se desconoce que el grado de involucración de los factores externos en la enfermedad mental y en las adicciones difiere ampliamente. En la primera de estas patologías los factores internos de tipo biológico y psicológico pueden complementarse con las interacciones del grupo familiar. En las adicciones, en cambio, el peso determinante  lo tiene la incorporación de una noxa llamada droga,  cuya medida y frecuencia  de consumo, va siendo incrementada. Los factores psicológicos y orgánicos intervienen en la determinación del proceso a través de los conocidos circuitos de placer, estableciendo relación particular con los receptores cerebrales, pero lo que tiene mayor peso es la presencia  de la droga, sin la cual el circuito no se puede recorrer.   Pensar el isomorfismo de ambas patologías es negar lo evidente: son distintas en su método, recorrido y resolución. Así lo entienden la mayor parte de los países  del mundo. Nosotros hemos incorporado confusiones a una reciente Ley de Salud Mental, que deberían rectificarse.

Por otra parte si bien estamos lejos de las proporciones de personal en relación con los pacientes que serían deseables en el campo de la salud mental, poco se va a lograr agregando a las responsabilidades del profesional, una disciplina  diferente en la experiencia cotidiana. Ni el médico recién graduado puede hacer frente a las adicciones, ya que no está preparado,  y debe especializarse en el postgrado. Ni el Psiquiatra es necesariamente  un portador de experiencia suficiente en el tema.

Al llegar a 1989 se promueve entre el Parlamento saliente y el entrante una discusión que conceptúo de gran valor  y  que los diferentes postulantes de proyectos ante el Parlamento Nacional, han preferido ignorar.   Es frecuente que el texto de una Ley merezca un repaso detenido del proceso que llevó a su dictado. Ambas Cámaras decidieron  no penalizar el consumo de drogas sino penalizar básicamente la tenencia para consumo. Se agregó, y esto no es tenido en cuenta,  un par de medidas anteriores a la penalización cual son la Medida de Seguridad Educativa y la Medida de Seguridad Curativa, de probada validez y que hacen gradual la llegada a la sanción penal.

Afirmamos entonces que  la propuesta de despenalizar el consumo de drogas  constituye una falacia políticamente útil. No se penaliza el consumo en la Argentina por decisión del Congreso Nacional.
En cambio el efecto de estar debatiendo la despenalización, sin aclarar el estado actual de la cuestión ha tenido por resultado disminuir la percepción de riesgo ante el consumo en un valor cercano al 20% de los encuestados.

Creo que  hemos dado un salto hacia atrás, creyendo avanzar. Ahora no  solo el consumo es admitido sino que  se puede cultivar  productos que se encuentra en la lista de sustancias prohibidas de la OMS. Se trata de tóxicos  cuya ingesta debe estar controlada porque en el caso de los abusos degradan a la persona, la inutilizan y le quitan responsabilidad y equilibrio.

Una diputada juvenil,   nos propone en su campaña electoral “portarnos mal” y adjunta esta propuesta a sus posiciones sobre la legalización del consumo y del cultivo y  la producción de sustancias ilegales. A confesión de parte, relevo de pruebas. La ausencia del riesgo que se corre pierde el motor de la prevención. Hay  180 países que consideran que son dañinas. Y lo son por su capacidad de dañar. Los tóxicos a que nos referimos no son inocuos- como se quisiera hacer creer – requieren para mantener igual efecto, aumentar dosis y frecuencia. Y esto lleva por vía de la  escalada  del consumo a la adicción que es ni más ni menos que una enfermedad destructiva.

De este lado del mostrador,  que no es la misma posición que ocupan  los que reciben muestras de  éxtasis gratis en  las discotecas de moda, vemos llegar a los sistemas de ayuda terapéutica a  las personas cuya vida ha sido destruida junto a la de sus familias por un consumo sin límites. Desarrollaban derechos o eran impulsados a deterioros permanentes? Acaso podemos permitir que los jóvenes  jueguen a la Ruleta Rusa con una pistola, ignorando que en todo caso es mas posible salvarse si se trata de un revólver?

Es curioso observar que todas las elucubraciones hechas en nombre de los derechos de las personas ignoran que el famoso Art. 19 de la Constitución Nacional habla del ejercicio privado de esos derechos, y de la no afectación a terceros.. Es difícil imaginar que un cultivo pueda ser desarrollado en privado o que se realice en situación inaccesible a los demás. Y en todo caso las multitudinarias concentraciones que anualmente crecen y que parecen ferias de polidrogas, con sistemas de extracción veloz de los que se pasan del límite en ambulancias privadas, no parecen respetar los límites individuales de los  derechos.

A mayor abundamiento no hay estructuras sanitarias preparadas  ni capacitadas para realizar el famoso pasaje del problema al sistema de salud. Y la capacitación es imprescindible. Es prolongada y es costosa.
Si agregamos a esto la preocupación de las madres que ven morir a sus hijos por efecto del consumo de diferentes sustancias, entre ellas el paco, y que denuncian los permanentes fracasos del sistema sanitario para proveer atención integral, oportuna y adecuada, no podemos sino darnos cuenta que se necesita mucha discusión, buen debate de nivel y acuerdos sectoriales para poder a lo largo y lo ancho del país proveer atender este fenómeno.

Hasta ahora tenemos la evidencia que aportan  las estadísticas que generan los organismos internacionales que nos hablan del papel principal del consumo de drogas en el país, que se basan en nuestros propios informes. . Para ello debemos consultar a los epidemiólogos y a los expertos, no a los políticos que  generan estudios imaginarios. La ciencia no se tuerce por la voluntad política, la  que provocó siempre con su ignorancia catástrofes epidémicas como fue  ignorar el avance del SIDA en los 80. Por eso se trata de recurrir a árbitros imparciales y serios, no a estudios nunca publicados o cuya base de datos no puede ser consultada por otros investigadores..

Lo que esta en juego es la salud de la población del país por muchas décadas. El que realmente sabe, admite que puede haber errores y que todos pueden cometerlos. Lo que debemos solucionar no es una cuestión de opiniones sectoriales. Debe producirse en el campo de las adicciones una sabiduría colectiva y se deben tomar decisiones no arbitrarias. Debe llamarnos al atención que la mayor parte de los países del mundo eligen caminos diferentes al que se nos invita a recorrer. No será que una vez más nos equivocamos?

Dr. Wilbur Ricardo Grimson
ex SEDRONAR (2002-2004)
Presidente de la Fundación de Prevención Social

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