viernes, 17 de junio de 2011

SOBRE EL MALESTAR EN LA CULTURA

En la audiencia presuntamente abierta, uno de los voceros de la posición oficial fue Calabrese, cuya confusa intervención hizo referencia al “malestar en la cultura”. ¡Qué molesto que recurra al aval de una noción freudiana que no es aplicable a las actuales condiciones! El “malestar en la cultura” de Freud se refería a una sociedad en la que el mecanismo básico era la represión de deseos individuales “peligrosos” para el orden social. Era la etapa del capitalismo de la llamada “modernidad”. En la actual etapa, de “modernidad tardía” o “post-modernidad”, como le llaman algunos, la reproducción de las condiciones de dominación ya no descansa en la represión sino por el contrario en el goce, que hay que distinguir del deseo. Para decirlo en términos de Zizek: se trata del “mandato idiota de gozar”. No hay que detenerse a reflexionar sobre las propias vivencias ni sobre las situaciones que a uno lo rodean, no hay tiempo ni espacio subjetivo para entristecerse, mucho menos para ponerse serios e intentar cambiar algo. ¡Hay que gozar, gozar y gozar!... especialmente consumiendo, en tiempo presente, presente continuo. Éste es el “malestar en la cultura” actual: el sujeto de la experiencia desaparece, el ciudadano también, queda entronizado el consumidor, que es el ser humano paradigmático de nuestro tiempo, sin pasado ni futuro, sin sentido. Esta subjetividad adicta al consumo que produce la cultura contemporánea se manifiesta en su forma más trágica en la víctima de las drogas. Éste es el consumidor presuntamente soberano que los “despenalizadores” dicen proteger, envueltos en el manto de un supuesto “progresismo” que es en realidad oportunismo demagógico de la peor calaña.
Diana Chanquía

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